Si uno oye “Bastion
36”, yo creo que lo primero que se le viene a la cabeza es un grupo ultra de un
equipo de fútbol. Algo así como: Ya la han vuelto a liar los de “Bastion 36” en
las gradas…
Pero no, “Bastion 36” es una película
francesa de 2025, producida por Netflix, y que viene de la mano de Olivier
Marchal en cuanto a dirección, guion y hasta en la recogida de los cafés que se
dejaron sueltos en el set.
Inspirada en una novela de Michel
Tourscher, titulada “Flics Requiem”, “Bastion 36” nos trae una producción de
dos horas, a la que le sobra perfectamente media hora, y que ya hemos visto
muchísimas veces en ocasiones anteriores, por lo que no añade nada nuevo al
género que no te hayan contado ya, y que se te va a hacer predecible, y
previsible, aunque su final varie súbitamente, en un claro ejemplo de narrativa
que no sabe cómo concluir…
Crees que ya has llegado al final, que
vas a ver un breve epilogo de dos minutos y adiós, y no… Se retuerce, se niega
a cerrar, y sigue otro rato más para terminar en un final que no convence, y
que te dejará con cara de haber visto un tren extremeño funcionando, no sé si
me entiendes…
Protagonizada por Víctor Belmondo, nieto
del mismísimo Jean-Paul Belmondo, del cual, hasta la fecha no había visto nada
(del nieto, quiero decir), “Bastion 36” nos trae una historia típica y tópica,
como os decía anteriormente, ya mil veces vista de policías corruptos.
En esta ocasión, la película da extrañas
vueltas desde el principio para intentar despistar un poco, pero esa
barroquización, lo que hace es añadir tramas y subtramas que llegado el momento
no aportan nada y hace que pierda ritmo, fluidez, y gane en sopor por su irregularidad,
y si acaso una de ellas, cerrar la película con una casualidad, un encuentro
fortuito que romperá con la narrativa, porque continuarla, podría haberles
llevado una hora y media más, o haber hecho otra película, o que “Bastion 36”
se hubiera convertido en una miniserie, y creo que ese no era el objetivo.
Las actuaciones, poco destacables,
tampoco ayudan a que la película despegue del todo, hay elementos en la trama
que no te crees, o que te resultan demasiado increíbles o fortuitos, en Badajoz
nos conocemos todos, ¿En Paris también?
Pero centrándonos en la trama, porque yo
me pongo a discurrir y me quedo solo… Tenemos a una Brigada policial de élite
francesa, la llamada Brigada de Investigación e Intervención Policial (BRI), a
la cual vemos en acción al comienzo de la película, cuando un mafioso que se
viene de tomar un café cortado, que creo que le ha costado dos euros, les torea
por medio barrio de la manera más taurina que os podáis imaginar.
Nuestro protagonista, Antoine, acaba
dicha escena encañonándolo bajo una lluvia de justicia, pero lo deja ir porque
hay muchos testigos, y porque no tiene claro porque habría que detenerlo, por
lo que ya de entrada, todo lo visto se convierte en una absurdez.
Antoine, que está enrollado con una
compañera de trabajo, tiene un secreto, y es que en su vida privada se cree que
es un personaje de “Street Fighter”, y se monta tremendas peleas con tipos
random que quieren matar a un policía. Para él dejarlo no es una opción, ya que
le encanta que le casquen la cara… Hasta que lo pillan después de perder dos
rounds seguidos y acaba trasladado a la Brigada Anticrimen. Ver para creer.
Al cabo de un año, en solo un día, se
cargan a dos antiguos compañeros suyos y un tercero es secuestrado, y al
ponerse a investigar, descubre que hay una guerra interna entre policías, donde
se mezcla tráfico de drogas, prostitución… Donde no sabes quién es amigo, y
donde hasta los Malos de turno están allí un poco como de casualidad, como
victimas colaterales de los rollos que se traen los policías franceses entre
ellos, aparte de una Directiva policial que está de ñorda hasta las cejas.
Antoine, entre palizas, traiciones e
investigaciones que lleva casi de chiripa, irá desgranando todo el complejo,
hasta quedarse prácticamente en un “Yo contra el Barrio”, más solo que la una…
Cuando ya ha descubierto todo, y le ofrecen un “Borrón y cuenta nueva”, le da
por seguir tirando del hilo, y mientras se iba a destapar a los Jefes, carpeta
en mano, un tipo al que había vencido al “Street Fighter” le abre la cabeza a
tiros desde una moto. Fin.
Y claro, tú te quedas con cara de
gilipollas, porque Antoine ni había hecho copias de los originales, ni había
pensado en la posibilidad de acabar muerto en ningún momento, a pesar del
reguero que tenía detrás de fallecidos.
Y la película acaba con su entierro. Los
Malos malísimos libres y a lo suyo, y tú como espectador, entretenido, pero defraudado
un poco ante un thriller, que, sabes que, aunque tuviera pocas pretensiones, se
lo podría haber currado un poco más, la verdad sea dicha…
En resumidas cuentas: Película que te puede llegar a entretener sin tirar cohetes. Aun me tienen que explicar como Balística se cree que un tipo se cargue a un compañero y a su mujer, en lo que parece un acto pasional, y que se crean el ángulo de entrada de, al menos, el cuerpo de él. Al menos que en el Cuerpo de Policía sean corruptos todos, hasta los perros de la Brigada Canina… En fin, de nota le doy un 5 raspado porque a pesar de todo me ha entretenido, pero la pienso olvidar en las próximas horas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario