Con el inicio del
año 2025, nos vino una serie a Amazon Prime, cuya Primera, y de momento, única
temporada, nos traía una trama de siete episodios, con una media de duración de
25-30 minutos aproximadamente…
“Su Majestad” es una de esas series que
te puedes ver en una tarde, o en dos como ha sido mi caso, en la que los
episodios se te van pasando sin demasiados altibajos, que se te hace casi
previsible, y que no te va a hacer dar un bote en el sofá por un increíble giro
argumental.
Siempre que hago una reseña de una serie,
digo que, a todas las temporadas, da igual la serie, le sobran tres capítulos
de puro relleno. Aquí podríamos haber pasado de siete a cinco sin pestañear y
no hubiera ocurrido realmente nada, ya que aunque “Su Majestad” tiene dos
primeros episodios delirantes, que son los que me han llegado a enganchar,
después discurre como lo hace el Guadiana por toda la provincia de Badajoz, sin
grandes sobresaltos, a pesar de las grandes interpretaciones que hacen sus dos
actores principales: Anna Castillo, a la cual no conocía hasta ahora, y Ernesto
Alterio, que para mí es un actorazo como la copa de un pino, un verdadero rey…
También, tengo que reconocerlo, me gustó
mucho ver, aunque fuese brevemente en un episodio, a su padre Héctor Alterio,
que es leyenda viva y que me encantó en “El hijo de la novia”.
Pero, centrándonos en la serie “Su
Majestad”, quizás habría que haber puesto ya desde el principio aquel cartelito
que suelen aparecer en algunas películas al inicio de las mismas: “Cualquier
parecido con la realidad, es pura coincidencia”, aunque creo, me ha parecido
verlo al final de algún capítulo, quizás el último.
En la trama de esta comedia satírica, remojada con gotas dramáticas (pues si te pones a pensarla en serio, muchas cosas son puro drama, como la corrupción política, institucional o judicial, entre otras barbaridades varias…), estamos en una realidad paralela, en una distopia, ucronía, o vete a saber: Hay tren en Extremadura, autovía Badajoz-Cáceres y Badajoz-Huelva, y la Casa Real, pues estamos en una monarquía, está regida por los Salazar, que, en bastantes aspectos, recuerdan mucho a los Borbones, por lo menos a los últimos que tenemos en algunos aspectos, y en otros quizás no tanto, o será que, yo como vivo en Badajoz, no me entero de lo que se cuece en la Corte y Villa.
Reina Alfonso XIV de Salazar: Un Rey muy
desconectado de la realidad que vive su país, viudo, que tiene un dúplex en el
centro de Madrid donde recibe a señoritas desde que se recuerde. Metido en
corruptelas varias hasta las cejas, que tiene que huir, ausentarse a
Hispano-América una temporada hasta que la cosa se calme.
La princesa, hija única, en ningún
momento se la llama Infanta, es Doña Pilar, una niñata inmadura, bastante
choni, descarada, consentida y maleducada, con todas las características de la “Millenial”
media, y posiblemente me he quedado corto, interpretada magistralmente, como os
decía, por Anna Castillo.
Ya desde los primeros episodios, te
muestran una desconexión brutal entre la Institución Real con una gran parte de
la sociedad. Una de las mejores escenas, es la Final de la Copa del Rey, donde Su
Alteza tiene que aguantar la pitada en un Barcelona-Girona.
Como secretario de la princesa, mientras
su padre está ausente, se recurre a un antiguo empleado de seguridad de la Casa
Real que ya había cuidado en la niñez de Doña Pilar, Guillermo Salvatierra, que
recluido en su pueblo mientras cuida a su madre, es requerido una vez más, enfrentándose
este al duro trabajo de intentar enderezar a una princesa soberbia y prepotente,
y también llena de inseguridades, rodeada de aprovechados y malos amigos,
viviendo los dos situaciones cómicas, duras, y hasta surrealistas, hasta la
nueva llegada de Alfonso XIV mientras ella parece ir sufriendo una serie de
cambios internos (demasiado increíbles y seguidos para creértelos) que le
allanarán el camino a una posible sucesión, y llegada al trono en un futuro próximo.
En definitiva: “Su Majestad” es una
serie pasable, que se desinfla poco a poco, previsible, pero repito por tercera
vez: Muy bien interpretada. Los dos primeros episodios son frescos,
humorísticos, te prometen comedia, pero a partir del tercero se va diluyendo
como un azucarillo en un café que no te acaba de entrar en el cuerpo al 100%.
Cualquiera
que esté al tanto de los acontecimientos, verá similitudes, y sátira con dardo,
con hechos relacionados con la actual Casa Real española, Juan Carlos I y
Felipe VI, aunque me gustaría pensar que Don Felipe es bastante diferente de
Doña Pilar, vete a saber, quizás sea un ingenuo extremeño, y no sé ni una
quinta parte del tema…
Sin entrar en más averiguaciones, pues mi intención no es en ningún momento de hablar de monarquías ni republicas, ni crear aquí ese debate, sino hablar de la serie, yo tengo que reconocer que, a pesar de todo, la he disfrutado en su conjunto global, y por eso, le doy el aprobado, reflejado en un 5,5 de nota. Entretenida y ligerita, poco más. Por cierto, Amazon no se ha mostrado interesada, de momento, en hacer una Segunda Temporada. Estaremos atentos.
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