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jueves, 27 de marzo de 2025

Amal (2023)

 

        “Amal”, película belga de 2023, es un ejemplo de película de la cual no esperaba absolutamente nada, y me ha quedado tan sorprendido que hay partes, hay escenas que las he visto un par de veces porque no creía que pudiera ver una película tan valiente, tan arriesgada, y a la par, tan necesaria, como esta, que versa sobre la radicalización de ciertos sectores musulmanes en la supuesta Europa laica del S.XXI, que va, en ciertos aspectos, al abismo de cabeza.

        Bajo la batuta de Jawad Rhalib, que también se encarga del guion, la historia que nos presenta este director belga-marroquí es tan actual como problemática, y la verdad es que invita a la reflexión desde prácticamente los primeros compases de la película, te presenta un debate que viven la mayoría de los países europeos, que suele resolverse mirando a otro lado, y lo que es más alucinante es que señala sin miramientos a los culpables de la situación creada en dichos países, como es el caso de Bélgica, pero también de Reino Unido, Alemania o Suecia, donde se han creado estados religiosos dentro del propio estado, y donde la sharía o tradiciones musulmanas, están por encima de lo que diga cualquier constitución estatal…


        “Amal” creo que es rabiosamente actual en su planteamiento, en la problemática que presenta, en cuya narrativa nos encontramos a una profesora belga (¿O es francesa? Eso no me quedó muy claro) de literatura, Amal, musulmana que trabaja en un instituto de Bruselas, y que da clases a una mezcolanza de alumnos de diversas procedencias y creencias, aunque la mayoría de ellos son musulmanes como ella.

        Un día, una de las alumnas comienza a recibir insultos y amenazas por parte de sus compañeros de clase, antiguos amigos por su condición sexual. Monia, que es como se llama la chica, que es musulmana también, comienza a vivir un verdadero infierno dentro y fuera del instituto, ya que es atacada hasta por las redes sociales.


        La profesora, Amal, se ve muy afectada por la situación, porque, a pesar de que es musulmana, no quiere que la religión se inmiscuya en la educación y formación de sus alumnos, y pretende que haya el respeto y la libertad que piden precisamente esos mismos alumnos para su religión, sus costumbres, su manera de pensar o de vestir…

Respeto para mí, pero no para ti. Y aquí, inevitablemente, piensas en muchas vainas tan actuales, relacionadas con casos parecidos, que vemos en la Europa actual, en el día a día.


        Por supuesto, cuando la cosa se comienza a ir de madre ya con amenazas a la alumna, a la propia profesora, y al entorno, y se intenta acercar posturas, la propia Jefa de Estudios justifica, mira para otro lado y se hace la tonta. Y dentro de la Comunidad Musulmana, manda la interpretación exhaustiva del Corán, la sharía, el salafismo y por encima de todo está el profesor de religión musulmana, que pretende hacer de una escuela laica una escuela coránica, y que es un converso que hasta hace tres años comía cerdo, y es el más radical, con diferencia, de todos ellos.

        En la presentación de hechos, personajes y situaciones, la película no se anda por las ramas. Presenta cada uno de los puntos de vista, lo que piensa uno, lo que hace el otro, las medias tintas y como se va imponiendo un relato de terror bajo la premisa religiosa en una Europa cada vez más radicalizada en estos aspectos.


        Y no me vengan, por favor, con el rollo de la islamofobia, que ya es viejo y no hay por donde pillarlo. El miedo a ofender lleva a que la sociedad belga, la europea en general, se dé un tiro en el pie con el tema de ceder y ceder y justificar continuamente lo que no se puede, ni se debería justificar.

        La película de una hora y cincuenta minutos me ha parecido francamente buena, hasta necesaria, para afrontar un debate que se va dejando, se va dejando, y que ya está causando problemas, no solo a nivel académico, sino yo creo que en otros muchos frentes sociales y laborales.


        Una película, sin duda, tan valiente como necesaria, con unas muy buenas interpretaciones, destacando la de su protagonista, la actriz Lubna Azabal y un final redondo. Un final que es duro, pero completamente real, y con un silencio brutal, desolador, en los créditos finales. Para, como digo, reflexionar ancho y tendido.

        De nota le doy un 7,5 y os recomiendo fehacientemente su visionado. Es una película difícil de olvidar.



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