“Ventajas de viajar en tren”
(2019) es una película española que me ha recordado en gran parte, salvando las
distancias, al libro de Torcuato Luca de Tena, “Los renglones torcidos de Dios”
(1979), donde la locura campa a sus anchas, y nadie es quién dice ser o
parecer. Aquí están todos como cencerros.
Por un lado, tenemos a Helga,
que vuelve de un psiquiátrico, al norte del país, de ingresar a su marido. En
el tren, un supuesto psiquiatra, entabla conversación con ella y le cuenta el
caso de un paciente obsesionado con la basura. Posteriormente, el tipo
desaparece (con diez leuros de ella en la mano), y ella lee su carpeta, donde
se nos da a conocer otro caso psiquiátrico. Posteriormente, nos cuentan el
propio caso de Helga, que también está como unas castañuelas, cerrando el
circulo en una historia final.
A la película, que está
dividida en tres capítulos, le sobran, perfectamente, treinta minutos. Es surrealista
a tope, como os podéis imaginar, y se me ha llegado a hacer un tanto larga,
aunque tiene su interés…
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