“El jugador de ajedrez”
(2017) es una película interesante. Bien planteada, y basada en la novela de título
homónimo. En 1934, el joven aspirante, Diego Padilla, gana el Campeonato de
España de ajedrez. Ese mismo día, conoce a su mujer, una periodista francesa
que ha venido a cubrir el evento.
Se casan, tienen una
hija, y al finalizar la guerra, Padilla sobrevive a base de dar clases de
ajedrez a los militares a pesar de que su amigo Javier, antiguo soldado
republicano, no lo vea bien.
Pronto, Diego se ve en la
necesidad de cambiar de aires, y se marcha a París con su familia buscando una
seguridad que no va a encontrar, porque pronto es detenido acusado de espionaje,
interrogado y apaleado por parte de las fuerzas de ocupación nazis.
Un Oficial alemán se
encapricha con Diego con el tema de jugar al ajedrez y, a partir de aquí, me
recuerda un poco a “La vida es bella”, cambiando adivinanzas por partidas de
ajedrez. Aquí también la cinta se hace mucho más lenta, pero no por ello pierde
un ápice de interés, en mi opinión.
Bien ambientada, quizás
hasta demasiada pulcra en sus caracterizaciones, es una buena película, un buen
drama bélico, de esos que te encogen el corazón. Recomendable.
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