Lo reconozco. No me cuesta
reconocerlo. Con “Un italiano en Noruega” (2016) ha habido momentos en los que
me he reído a carcajadas. No sé si es por la cantidad de situaciones absurdas,
pero verídicas, que presenta, o porque aunque no sea italiano, como español me
he visto identificado con muchas de las cosas que salen en la cinta, con muchos
de sus gags delirantes, y con su humor fácil y sencillo, pero con un toque de
inteligencia y autocrítica, (tipo Roberto Benigni en sus mejores momentos).
Checco Zalone es un funcionario.
Un funcionario metido a dedo en el corrupto sistema italiano. No hace nada,
absolutamente nada en todo el día, y encima se queja. Es un egoísta y un corrupto de mucho cuidado. Un día, el Ministro de
turno envía una circular, por la cual darán de baja a un tipo de funcionario
cuyas características coinciden con las de Checco (se trata de eliminar las
provincias y el alto número de funcionarios existentes en ellas). Y él hará
todo lo posible, para evitar perder su puesto fijo, incluyendo irse a una base
en el ártico noruego…
Divertida a rabiar, crítica, es
una sabia parodia del cliché típico del funcionario, muy extrapolable a España
en muchos de los sentidos. Para reírse un buen rato.
2 comentarios:
¿Seguro que el prota no es español?
Pensé lo mismo!!!!
Publicar un comentario