“Ciudad
de Yotsuya. Barrio de Hanazono” (Ponent Mon, 2017) de Kan Takahama, tiene uno
de esos brillos de historia costumbrista basada en hechos reales, que le hacen
tener su cierto atractivo desde las primeras páginas del cómic, y que lees con
avidez, en parte por el contexto erótico-festivo (todo hay que decirlo) que se
manifiesta en la narrativa.
En
el Japón de los años veinte, el Japón que vive con cierta tranquilidad, Ishin
es un joven dibujante, el tercero de su familia, que se gana bastante bien la
vida dibujando en una revista erótica.
Es
1926, y él y su editor, Aoki, van buscando experiencias sexuales para después
narrarlas en sus revistas, que se venden muchísimo. Pero, un día, Ishin conoce
a una joven mestiza hispano-japonesa, Aki, a la que ve más como una compañera,
una pareja, que como una pareja sexual más… Y eso, en el Japón de las férreas tradiciones,
tiene un precio.
Narrada desde el epilogo de la obra, “Ciudad de Yotsuya. Barrio de Hanazono” cumple como cómic entretenido, sin tirar cohetes, con una bonita historia que acaba con la Segunda Guerra Mundial. La moraleja la sacará cada cual de su lectura, pero es cierto que es un cómic, que, en su sencillez, llega a ser reflexivo, con un final muy “japonés” en mi opinión.
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