“El Método Knox” nos trae a Michael Keaton como director y actor
protagonista en un thriller, en un drama de 2023, que mezcla varios temas que
me han parecido muy interesantes, en su contexto y en su planteamiento, con un
elenco potente y sin grandes artificios presupuestarios… De hecho, no sé cuanto
costó la película, pero si sé que recaudó un millón de dólares en cines, algo
corto pensará alguno, pero como no sabemos cuanto costó toda la producción, no
nos meteremos más en ese huerto.
Rodada en apenas 25 días,
para intentar cuadrar los calendarios de Al Pacino, que además aceptó cobrar al
parecer muy por debajo de su salario habitual por el solo hecho de rodar con
Keaton y a sus órdenes, y cuadrar igualmente el propio calendario de Keaton, la
película explora el tema de la redención de un quitavidas a sueldo que es
diagnosticado de un tipo de demencia que acabará con su memoria en apenas un
mes y medio.
Keaton, que se basó en
experiencias de familiares suyos para el papel, se nota que se lo ha tomado en
serio, haciendo en mi opinión una gran interpretación en su papel de John Knox…
¿Qué nos vamos a encontrar
en la narrativa de “El Método Knox”? Pues nuestra historia se centra en John
Knox, un quitavidas a sueldo, que estuvo en la Guerra del Golfo, y cuyo apodo
es “Aristóteles” por su afición durante la guerra por leer filosofía. Tiene dos
doctorados y pasa muy desapercibido.
Poco a poco comienza a
notar problemas de memoria, y es diagnosticado con un tipo de demencia que no
soy capaz de pronunciar, la enfermedad de Creutzfeldt–Jakob.
Este diagnóstico pone en peligro su trabajo, su
vida y a todos los que le rodean, y le dan un mes y medio antes de que la
enfermedad triunfe definitivamente, por lo que plantea retirarse, vender
algunas cosas que tiene (cuadros valiosos y diamantes) y repartirlo entre su
exmujer, su hijo que no le habla desde hace años (un James Marsden que aparca a
Sonic el Erizo para hacer un gran papel en esta historia) desde hace años, y
Annie, una meretriz extranjera, de Cracovia, culta, y que parece preocuparse en
un principio por él.
Antes
de retirarse del mundo del hampa, decide hacer un último encargo junto a su
compañero Thomas Muncie (Ray McKinnon) eliminando a un español. El trabajo se
complica, porque John elimina al tipo, pero también a la mujer que lo
acompañaba y a su propio compañero, algo que traerá consecuencias pues siempre
había sido muy meticuloso y comienza a cometer errores, debido a su deterioro
cognitivo que se le comienza a acelerar por días.
A este hecho, se le une la
aparición de su hijo, Miles, que viene de quitar de en medio a un tipo que ha
abusado y embarazado a su hija, nieta de John Knox, y que recurre al padre para
que le ayude a quitarse el muerto de encima, nunca mejor dicho.
De manera paralela, recurre
a Xavier Crane (Al Pacino), un ladrón con el que ha trabajado durante años para
ayudarle a cerrar su vida criminal, y la detective Emily Ikari se pone tras la
pista de padre e hijo por el reguero de muertos que comienzan a dejar, con errores
que los involucran, primero a Miles y después ya directamente al padre, a John,
que es traicionado por Annie cuando esta oye la palabra “diamantes”.
Igualmente, vamos a ir
viendo como la enfermedad se va cebando cada vez más en el quitavidas, con perdida
de memoria, paranoia, desubicaciones y episodios raros e incoherentes que le
van sucediendo. John parece querer cerrar de manera tranquila y pacífica su ida
antes de perderse en el olvido de su propia mente, pero esta le juega malas
pasadas.
En definitiva: Película interesante, con buenas interpretaciones (la de Keaton es magistral, la de Marsden muy buena, y Al Pacino hace de Al Pacino sin pestañear), y que pone encima de la mesa varios puntos para reflexionar más allá de la redención y reconciliación, como es el papel de la familia, de los “amigos”, o el propio protagonista ante su enfermedad. El final me ha parecido muy bueno, el metraje de un hora y cuarenta y cinco minutos, correcto, y de nota le voy a poner un 6. Da para pensar, para reflexionar, y creo que merece la pena su visionado.
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