Como hacia un tiempo que no veía una película india, me he decidido por “A
prueba” (“Test” es su título original), un dramón estrenado en abril de 2025,
producido por Netflix, y con dos horas y veinte minutos de metraje, que bien
hubiera dado para hacer una miniserie de dos episodios, y que, como podrás
imaginar, es un metraje excesivo al que yo le metería tijeras y me saldría lo mismo
con 40-45 minutos menos.
La narrativa principal de “A
Prueba” se centra en un grandísimo jugador indio de críquet, que está pasando una
etapa muy mala, y que está cerca del fin de su carrera, según parece. El
críquet en países como India o Pakistán goza de mucha popularidad, al igual que
por aquí en Extremadura que estamos a ver si nos organizamos una liguilla entre
algunos pueblos un día de estos, o yo diría que incluso más.
Las subtramas, giran en
torno a la relación de Anjur, que es este jugador, con su propia familia, en
particular con su hijo, que está pagando toda la mala racha del padre, y en un
científico que ha inventado un motor de hidrogeno, que es el marido de una
antigua novieta de Anjur…
Lo sé, lo sé… Todo un
culebrón, ya os digo. Porque al comedero de tarro de Anjur y su mala racha
deportiva, le tenéis que sumar que su antigua novieta intenta quedarse
embarazada de su marido, y al no conseguirlo, se están gastando una pasta en clínicas
y médicos, y su marido, poco interesado en ser padre, intenta financiar su
motor de hidrógeno vendiendo propiedades, haciendo tratos con la mafia local y
secuestrando niños… Vamos, lo más normal.
Por otro lado, la historia
gira en torno a tres personajes principales: Anjur, el jugador profesional de
críquet. Kumudha, que es una profesora que intenta quedarse embarazada de su
marido, el científico loco que quiere fabricar un motor de hidrógeno que
revolucionaría todo el país, y el mundo, pero que no interesa… Y que se nos da
a entender que tuvo, y que aún tiene, cierto interés amoroso en Anjur, cuyo
único amor es el críquet, y que pasa de todo, de su mujer, de su hijo, y se
tira ¾ partes de la película con cara de circunstancias y mal humor. Y
Saravanan, el científico que está de deudas hasta las cejas, y que es un
personaje que tiene su simpatía la primera hora y se transforma en lo peor de
lo peor según la película avanza.
Una curiosidad que tiene la
película es que, a veces, se convierte en un videoclip, algo que sucede en
algunas ocasiones para mostrarnos una cancioncilla que te da pistas de lo que
se cuece en la cabeza del protagonista, o la protagonista, de ese videoclip…
Que no es un videoclip, pero lo parece… Si habéis visto la película, me
entenderéis.
Toda la vaina, que parece
enredada, es en realidad bien simple, pero la película alarga absurdamente el
metraje teniendo como telón de fondo un partido internacional de críquet entre
India y Pakistán en Chennai, que es donde viven nuestros protagonistas.
Resumiendo mucho, porque ya
os adelanté parte de la trama y de la narrativa. Anjur, debido a su bajo
rendimiento deportivo, teme ser botado del equipo nacional, lo que sería su fin
deportivo. Su hijo que lo adora, recibe el ostracismo total por parte del padre,
que lo ignora a diario, y que encima recibe insultos (el hijo) de sus
compañeros de colegio. Kumudha y Saravanan tienen varios problemas, y parece
que los superan día a día gracias a la confianza y el amor que se tienen,
aunque siempre parece que ella duda de la relación, y es él el que tira del
carro en ocasiones.
Como os he comentado, él que
estudió en Estados Unidos, quiere hacer un motor de hidrógeno que es su ruina
económica, y ella quiere ser madre a toda costa, que también es otra ruina.
De manera fortuita,
secuestran al hijo de Arjun y extorsionan al jugador para que pierda contra
Pakistán, algo que generaría dinero en apuestas deportivas y daría para pagar
las numerosas deudas con la mafia local. A pesar de que Arjun flaquea en un principio,
su deber como deportista e indio, está por encima de todo… Incluyendo a su
hijo.
En definitiva: Con un
presupuesto de 4 millones de dólares, “A prueba” es una película que hubiera
dado mejor para una miniserie, y que hubiera permitido la exploración de
algunos personajes secundarios, que, apenas esbozados, pasan sin pena ni
gloria. Le sobra metraje para ser una película (el tema videoclips que os
comenté antes), le falta profundidad, y puede llegar a entretenerte, pero
también puede hacerte bufar al ver como la narrativa, y el tema culebrón
dramático, no avanza como debería.
De nota, le doy un 5 raspadete.
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