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domingo, 19 de enero de 2025

Star Wars: Tripulación Perdida (2024)

 

        Lo prometido es deuda. Hace un mes algunos de vosotros me pedisteis que comentara sobre la nueva serie del Universo Star Wars, “Tripulación Perdida” o “Viaje hacia lo desconocido” (como se la ha llamado en Hispanoamérica), pero yo no soy de los que ven los dos primeros episodios de una serie y ya hace la reseña. Respeto a los que hagan esas cosas, pero soy más de los que quiere terminar primero la serie y después opinar, por eso he tardado más de un mes en ponerme con ello.

        La serie la terminé hace unos días, han sido ocho episodios emitidos por la maltrecha Disney, y he respirado fuerte antes de ponerme aquí delante a opinar.


        “Tripulación Perdida” sigue la estela del Disney de los últimos años, que, afortunadamente, no hemos visto en “The Mandalorian” y en alguna que otra serie más del Universo Star Wars de ir cayendo cada vez más en un entretenimiento un tanto infantiloide, y realizando productos que son más deudores de ciertos movimientos sociales o ideológicos, que del propio Star Wars, y “Tripulación Perdida”, quizás sea un ejemplo más, y ojalá que el último.

        A “Tripulación Perdida” te puedes acercar de dos maneras distintas. Te puedes acercar como el fan de Star Wars de toda la vida, de las películas clásicas, entre los cuales me cuento, como buen boomer viejuno que soy, y enseguida suspenderás la serie, y verás en ella un subproducto del Universo original. No en vano, creo que era ya Carl Sagan el que hace casi cincuenta años, criticaba las películas por su antropocentrismo, aquí más acentuado que nunca. Y le darías a la serie un 2, y te quedarías tan pancho.


        La otra manera de acercarte a la serie es como una persona que tenga de media treinta o cuarenta años menos que yo, un chaval joven o una persona que directamente pasa de la esencia primigenia del Star Wars de George Lucas, y verás un producto parecido a “Los Goonies”, salvando mucho muchísimo las distancias, porque “Los Goonies” es una película atemporal muy difícil de imitar, y eso que lo han intentado muchos en los últimos treinta años, incluyendo la Spilbergriana (de Steven Spielberg quiero decir) “Super 8”, y alguna por el estilo, donde los protagonistas son un grupo de niños, walkies en mano,


cada uno con unas características y unas cualidades, unas maneras de ser y unas personalidades más ochenteras que actuales (y creedme, sé lo que digo, porque trabajo diariamente con cien niños y adolescentes), y vista y abordada de esa manera, la podrás disfrutar, aunque te encontrarás con una serie predecible, que bien podría haber sido una película, donde de los ocho capítulos sobran tres perfectamente, y donde la visión de una galaxia muy muy lejana es lo más estadounidense que te puedas imaginar, con barrios totalmente yanquis, a los que solo les falta la bandera en el marco de la puerta, y clases media gringas, que mezclan la piratería del S. XVIII, con jerga y costumbres incluidas (con todo ese romanticismo edulcorado anglosajón típico/tópico de la temática), de los libros de Stevenson con naves espaciales, droides y oro, mucho oro, o créditos de la Antigua República… De hecho, a la serie, solo le hubiera faltado que saliera un galeón espacial español, llamado “Nuestra Señora de la Soledad”, y yo ni hubiera parpadeado.

Al final, al tiempo, el Especial de Navidad de “Star Wars” será un programa de culto al que todos adoraremos, después de haberlo rajado (yo no) durante años.


¿Qué nos vamos a encontrar en la narrativa de “Tripulación Perdida”? Estamos en At-Attin, un planeta perdido y oculto desde los tiempos de la Antigua República, donde los habitantes viven en Paz y Prosperidad en barrios de la Clase Media estadounidense, como os decía anteriormente, con jardín delantero y trasero, colegios e institutos, droides… Lo más parecido a Utah u Illinois un poco más allá de Plutón.

Cuatro nenes, amigos entre ellos, y que tienen en común lo que una moto a una galleta, descubren una vieja y abandonada nave pirata semienterrada en mitad del campo. Hay gente que encuentra monedas romanas por Extremadura y otros, platillos volantes. Los cuatro acaban como en un libro-juego clásico, saliendo de la atmósfera protegida de su planeta y conociendo a un pirata, Jod Na Nawood, (interpretado por Jude Law), que les promete ayudarles a volver a casa cuando descubre que los niños tienen un droide que se cree John “El Largo” y Reales de A Ocho españoles, digo créditos de la Antigua República, perseguidos por un Hombre Lobo y Steve Urkel por toda la galaxia… En fin, eso es en resumidas cuentas…


En definitiva: Como boomer, le doy de nota un 2. Como tipo que se ha hecho una lobotomía por la Seguridad Social, podría subir al 5 por recordar al niño que fui hace 50 años. Predecible, con unos nenes que siempre se libran de todo y unos piratas absurdos llenos de topicazos, la serie deja un final un tanto abierto, y aunque los primeros datos daban peores datos de audiencia que “The Acolyte”, que ya son ganas, en algunas webs españolas hablan de una segunda temporada para 2026. Aquí entre nosotros, espero que no.

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