Me
resulta, la verdad, muy difícil hablar de un cómic como es “El viejo Logan”
(2009), porque como lo he disfrutado tantísimo, y me ha gustado tantísimo, pues
no sé por dónde empezar.
Los
seguidores del blog ya conocéis mi debilidad por el personaje de Marvel Ojo de
Halcón. Tengo bastantes cómics del arquero violeta, no todos, pero si una
colección que ya comienzo a calificar de importante. En esta ocasión, el salto
temporal nos lleva cincuenta años hacia adelante. Los superhéroes han caído.
¿Todos?, bueno, no todos. Por ahí quedan algunos perdidos, escondidos… O
camuflados.
Cuando
todos los Supervillanos del Universo Marvel se unieron para acabar con todos
los Superhéroes, ni siquiera se molestaron en acabar con Ojo de Halcón. Antiguo
Supervillano, después Vengador, el tiraflechas siempre fue el Superhéroe más
débil de los Vengadores. No tenía poderes, no era un mutante… No era un peligro
para acabar con los malvados planes de Magneto, Cráneo Rojo, Kingpin, Hulk (si,
Hulk) y demás huestes diabólicas.
Lobezno
si sufrió lo suyo. Derrotado, humillado y roto mental y físicamente, decidió
comenzar de nuevo, de cero, una vida de granjero, con su familia… Arruinado, y
en manos de sus caseros, la prole de Hulk, solo le queda la esperanza de ganar
dinero aceptando la oferta que le hace un ciego y decrepito Ojo de Halcón, que
aparece providencialmente, pilotando el Spideycar…
Mark
Millar y Steve McNiven nos presentan un road movie marveliano, de costa a
costa, pasando por los reinos del horror en los que se ha convertido el antiguo
Estados Unidos. Los dos últimos superhéroes en busca de su destino. Uno busca
una esperanza, el otro sigue a quién le paga. ¿Volverá el viejo Logan a sacar
las garras? Este cómic es imprescindible, amigo marveliano.
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