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lunes, 8 de diciembre de 2025

Tron: Legacy (2010)

 

Como hace unos pocos días vi, por recomendación vuestra “Tron: Ares”, me he visto en la obligación de ver la película anterior, que no había visto hasta hoy, “Tron: Legacy”, más que nada porque yo soy muy meticuloso con estas cosas, y no quería dejarla pasar… No la vi hace quince años, la veo ahora y cierro una puerta definitivamente.

Lo primero que os tengo que decir que es que la película me ha gustado, al igual que me gustó “Tron: Ares”, aunque si “Ares” es mucho envoltorio y estética, y una narrativa un tanto confusa (podéis ver la reseña por el Canal o por el blog), aquí “Legacy” se tomó la molestia en 2010 de crear todo un Universo, en su hora y cincuenta minutos de metraje, que no aparece en “Ares” curiosamente, ya que “Ares” se centra más en el desarrollo del mundo real, y aquí nos vamos a encontrar a “The Grid” (La red virtual) como escenario principal de una película que bebe mucho de la de los ochenta clásica, del arcade, y con un desarrollo narrativo predecible, de película de videoclub que sabes que te va a entretener y poco más… Quizás sea por ello, que “Tron: Legacy” no me haya parecido una mala película de Ciencia Ficción.


        Con un presupuesto de 170 millones de dólares, y una recaudación de poco más del doble, 410 millones, una de las primeras cosas que me he planteado es la cuestión de por qué esta película no tuvo una continuidad en su día, aprovechando el tirón mediático, y esperaron quince años para perder una millonada con “Ares”.

        Visualmente es espectacular para un 2010, aunque hoy se quede corta frente a las grandes superproducciones cinematográficas de Ciencia Ficción, que gastan en efectos lo que yo en lotería, aunque quizás el tema va porque en su momento no supieron como estirar el chicle, o ni pensaron en ello, vete a saber.


        En la narrativa nos hacen un breve resumen del contexto por el que nos movemos, partiendo de la película original. Tenemos a un genio de la informática, un creador de mundos virtuales, Kevin Flynn (que es nuestro Jeff Bridges), que desaparece en pleno éxito dejando a su hijo Sam en compañía de sus abuelos, y la compañía millonaria que dirige un poco en el aire, donde solo un accionista y amigo, parece preocuparse por ella, por su futuro y por lo que representa.

        Un mensaje en un Busca (para los que no sepáis que es un Busca es un aparato que solo recibía mensajes previa llamada telefónica a una terminal), pone a un veinteañero Sam, que está como una cabra dando saltos en el Guadiana, tras la pista de su padre nuevamente, al que creía muerto.


        Resulta que no estaba muerto, estaba de parranda en el mundo virtual. Así que Sam va hasta la antigua sala recreativa de su padre, donde descansan grandes clásicos de las recreativas como Pac-Man o el Galaga, entre otros, y justo donde está la máquina de Tron descubre un pasadizo secreto que ríete tú de las abadías del Románico y del Gótico. El pasadizo lo lleva hasta un Olivetti M-24 con sistema MS-DOS, pantalla monocromática, que activa un láser que tiene justo a la espalda y lo manda desintegrado a la Grid, al Mundo Virtual donde escapó su padre.

        Allí descubre que el Mundo Virtual que ideó su viejo, ha sufrido una Revolución a la francesa. Un clon digital de su viejo, de cuando era cabrero y bizco, Clu, le ha dado un golpe de estado y gobierna aquello como si fuese el patio de su casa. Pone a los programas a luchar entre ellos, y con los que tienen el GW-Basic instalado, los convierte en soldados.


        El caso está que Kevin no quiere salir de allí ni a tiros. Lo buscan para eliminarlo, medio mundo virtual está contra él, pero se ha echado de acompañante a Olivia Wilde, que aquí se llama Quorra, y que es un programa soldado con el que juega al ajedrez los ratos libres. Y afuera, en el Mundo Real, hay lo mismo que había antes, pero multiplicado por cuatro, así que prefiere aquello.

        A partir de aquí, te puedes imaginar el resto de la historia: Los tres, padre-hijo y Quorra, unirán fuerzas para derrocar a Clu y su mirada perdida, cuya estética me ha recordado a la de un lolailo de los años ochenta, dispuesto a hacerle un puente a un Seat 127, e intentar restaurar el orden en un mundo virtual que se está preparando militarmente para una guerra contra el Mundo Real, y donde también habitan los “Daft Punk”, el dúo francés de música electrónica que lo petaba hace 25 años, y que hacen un cameo en la película como ellos mismos… Esto es algo en que coincide con “Ares”, la BSO me ha gustado mucho.

        Merece la pena destacar la presencia de un Michael Sheen, un tanto histriónico, mezcla del Joker y el Duende Verde, escapado de una habitación de “El Quinto Elemento”.


        En definitiva: A “Tron: Legacy”, le sobran 20 minutos de diálogos padre-hijo simplones, pero no es un mal blockbuster para pasar la tarde. Tiene sus escenas de acción, un Universo interesante con sus trajes luminosos y sus luces de neón, sus guiños al arcade, a la película clásica y no te va a sorprender con ningún giro argumental de última hora. Y “Tron: Ares”, puedes verla perfectamente, aunque no hayas visto esta antes. Espinita quitada y vamos a otra cosa. ¿De nota? Un 5,5.

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