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domingo, 20 de abril de 2025

Las hijas del Califato (2025)

 

        Tremenda película la producción francesa “Las hijas del Califato”, de 2024, que a pesar de que su título original era “Rabia”, aquí en España hemos rebautizado de esta manera, porque si… Porque Rabia no nos gustaba o no expresaba lo que el tipo de turno quería… Pero, en fin, tampoco está mal del todo, pero son cosas que me llaman la atención.

        He llegado a ella porque cuando vi “Amal”, película belga de 2023, una de las cosas que más me gustó fue la actuación de su protagonista, la actriz belga Lubna Azabal que lleva más de 60 películas a las espaldas, y que hacía un papelón como profesora de secundaria brutal… Película que, si no habéis visto, os reitero su total interés. Me pareció muy buena.


        Y hasta ahora, no había podido ver “Las hijas del califato”, que podríamos decir que es la ópera prima de la directora, guionista y montadora francesa, Mareike Engelhardt, que hasta la fecha solo había hecho pequeños cortometrajes, y que, con este, su primer largometraje, ha hecho una película de esas que incomodan, de las que rascan y que no a todo el mundo le gusta, y que no deja de ser una parte de la Historia de las que pocos hablan…

        Mientras la veía, he pensado que esta es la película que los creadores, los guionistas de “El Cuento de la Criada”, no tuvieron los huevos de hacer, y tiraron por la tangente más fácil. ¿Para qué inventarte una realidad paralela en unos Estados Unidos ficticios donde la vida de una mujer no vale nada y el extremismo religioso manda? Si lo tienes aquí y es completamente real.


“Las hijas del Califato” no lleva hasta Raqa en Siria, año 2014. Está basada en hechos reales, en testimonios de chicas jóvenes, europeas, pero también del resto de continentes, que dejaron atrás sus vidas, se convirtieron al islam por miles y se unieron al Estado Islámico, que, para ellas en ese momento, supongo, era lo más de lo más.

        La película no es una crítica ni te justifica lo que hicieron o lo que decidieron, solo muestra los hechos. Desde un principio seguimos a dos jóvenes francesas, Jessica y Laila, que se sienten vacías en sus vidas, son desdichadas y sus emociones, o su creencia en que pueden reconducir sus vidas, las lleva a la Siria del Estado Islámico, con una alegría desbordante, como la que va a un campamento de verano o a un parque temático.


        Pero ya desde su llegada a Siria, comienzan a sufrir todo tipo de privaciones, vejaciones y comprueban en sus propias carnes que son mercancía, una ñorda pinchada en un palo, absolutamente nada. Atrás queda la familia y sus vidas anteriores, y comienza una radicalización inhumana, donde la tensión, las traiciones y chivateos están al orden del día.

        Las casan por catálogo, sus maridos mueren en el frente antes de que las conozcan, las intentan “violinizar” o directamente lo hacen, mientras les comen el coco y alguna se arrepiente ya de estar allí a los dos días.


En Raqa, son acogidas en una residencia destinada a mujeres occidentales recién llegadas, donde las examina, interrogan y les cuentan que van a ser meras matrices y criadoras de futuros muyahidines.

Allí las recibe Madame, interpretada por una Lubna Azabal, que vuelve a hacer una interpretación fantástica, una auténtica dictadora para las mujeres, que tiene montado un chiringuito en el lugar y cuya sola presencia hace que las mujeres callen y agachen la cabeza.


Madame es una fanática fiel del Estado Islámico, que pasará con Jessica, nuestra protagonista, del choque y del antagonismo inicial, a hacerla una pupila, una sombra entre las demás mujeres, una posible sucesora en el tinglado.

Y poco a poco vemos la conversión de Jessica en una sirviente que colabora con Madame, se va transformando, va rompiendo con su pasado, pero sin traumas, algo que, si le sucede a Laila (que va a intentar resistir, huir y que confiesa que aquello no era no que se había imaginado al principio), y ya llega un momento en que te das cuenta que no es aquella chica que vimos al principio, sino parte del sistema, del microuniverso perturbador, que castiga brutalmente a las mujeres cuando desobedecen y que ella asume con total normalidad, como una colaboradora más.


        De hecho, las dos chicas llegan juntas, son muy parecidas, y a medio metraje te das cuenta que no tienen nada que ver la una con la otra tras pasar por el proceso radical del Estado Islámico. Laila, de hecho, desaparece, y Jessica que ha perdido todo atisbo de cordura, tiene el comportamiento de un robot, de alguien que no siente afecto.

        Huid de esta película si creéis que vais a asistir a batallas o luchas. Se oyen, pero no se ven. En la película apenas vamos a ver un par de hombres, y en momentos concretos y precisos. La cámara apenas sale de la residencia, que es la versión islámica de La Casa de Bernarda Alba, sumando la Invasión de los Ultracuerpos, y aún así, te transmite el horror en toda su plenitud, en estancias cerradas a la luz natural, al sol, mientras que Madame disfruta de algunos placeres occidentales…


        En definitiva: Me ha parecido una película brutal. Creo que imprescindible. Ya no por el tema del trato a las mujeres, sino porque esto es Historia contemporánea, de hoy en día, y no se estudia, ni se oye hablar de ello, y creo que en muchas ocasiones de manera consciente y decidida. Estoy convencido de que es una película que incomodará a más de uno, y, sin embargo, es tan necesaria, y tal real…

        Mi nota: Un 7. Una historia fantástica, muy bien interpretada, una fotografía espléndida, y con un metraje de una hora y media.  

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