Con una hora y media de metraje, “Holly”, que suena en inglés como sagrado, aunque se escribe con una L menos, es una producción belga de 2023 que en España hemos traducido y titulado como: “La Chica que sanaba”, así… Tal cual, y es que en esto de poner títulos a las películas somos unos cracks, aun no me explico porque no traducimos “Titanic” como “El barco que se chocó y se hundió por culpa de un cubito de hielo”… Habríamos triunfado a nivel mundial…
El caso es que “Holly” es una película que me ha resultado curiosa en su planteamiento, pero que no arriesga, y al no arriesgar, me ha hecho mirar el reloj en un par de ocasiones, bostezar y bufar como un gato ante un congénere a las tres de las mañana.
Me vais a permitir que use el título original durante esta película, porque de verdad que el título en español me parece una horterada, y aparte podríamos decir que no es del todo correcto… ¿Qué nos vamos a encontrar en “Holly”?
Pues en la narrativa nos encontramos con una chica adolescente, que va al instituto, que sufre acoso, la llaman “Bruja”, y que solo tiene un amigo que arrastra diversos problemas como ella, incluyendo a una madre que lleva años sin levantarse del sofá y ya se ha mimetizado con el mismo.
Un día, tras recibir el pertinente acoso por parte de sus alegres compañeros de clase, presiente que al día siguiente va a suceder algo malo en el instituto, no sabe bien qué es, pero tiene muy claro que debe quedarse en casa Si o Si.
Ella misma es testigo de una enorme humareda que presagia el desastre en el instituto, donde han fallecido por causa de un incendio algunos de los alumnos del Centro, entre los que se encontraba algún acosador también, aunque esto no es difícil, porque prácticamente la maltrataba todo el instituto.
Nueve meses después, es invitada por Anna, una profesora que busca desesperadamente quedarse embarazada, a que les acompañe a una convivencia de amigos y familiares de aquellos chicos fallecidos en el incendio, como parte de un grupo de voluntarios, junto a otros chicos.
En esa misma convivencia, Holly se muestra dispuesta a escuchar, repartir abrazos y dar la mano a estos familiares, que, tras estar con ella, sufren una especie de catarsis, de Paz Interior, que les hace irse de la excursión y de la jornada de convivencia a sus casas plenamente reconfortados.
Anna pronto se da cuenta que Holly tiene un don, pero no sabe bien como reaccionar a ello, y solo la observa de cerca. Holly sigue a partir de este hecho, repartiendo abrazos, hablando con gente que tiene problemas, o que ha perdido a algún ser querido, y más pronto que tarde, la gente que se siente bien y reconfortada con ella, la premia y la recompensa con dinero y otros menesteres que Holly no rechaza.
Con los días, cada vez más personas recurren a ella, y la situación comienza a agobiarla, aunque tampoco sabe como salir de ese bucle que se está creando. Aquí la película falla, porque nos presenta a la chica, la situación, seguimos la narrativa, el supuesto nudo es un atar de cordones de zapatillas, y el desenlace que es el final cierra con una oportunidad perdida, y con un: “¡¡Venga yaaa!!”, que es lo que he soltado porque cierra bastante mal este drama adolescente con tintes de santidad, o de sobrenaturalidad, que quizás podría haberse exprimido más o de otra manera.
En definitiva: “Holly”, o “la Chica que sanaba”, tiene una excelente interpretación de su actriz principal, una Cathalina Geeraerts que hace muy creíble el papel, pero poco más me ha convencido de esta producción belga. Toca varios palos, como el acoso escolar, las relaciones interpersonales, la soledad, la necesidad de llenar vacíos ante la marcha de seres queridos, la creencia en la esperanza y los milagros ante determinadas situaciones, pero son solo breves toques, y como os decía al principio, no arriesga, y quien no arriesga, simplemente no gana.
Creo que le sobra metraje, unos quince minutos largos de esa hora y media, y te va a contar exactamente lo mismo. De nota le pongo un 5 ajustado, y dando muchas gracias. Buena idea, bien planteada, pero hasta ahí. Echadle un vistazo y ya me diréis.
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