Hace más de 55 años, uno de los grandes maestros del cómic, de la ilustración, que hemos tenido la suerte de tener en España, Antonio Hernández Palacios, se enfrascaba en la creación y publicación de la que iba a ser una obra titánica: “El Cid”, que constaría de unos 20 o 25 volúmenes, pero que tristemente se quedó en cuatro tomos (pero qué cuatro tomos, oiga, que maravilla, que joyitas), y que hoy puedes encontrar en un fabuloso integral publicado por la Editorial Ponent Mon en 2015.
Antonio Hernández Palacios fue una persona prolífica: Historietista, dibujante, guionista, ilustrador, se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y en lo que al cómic se refiere, que es donde más me quiero enfocar su vida, pronto comenzó a compaginar su trabajo como cartelista cinematográfico, labor que le mantendrá ocupado durante poco más de veinte años, con algunos trabajos relacionados con el mundo de las viñetas, como “El Capitán Maravillas”, una historia de 1943.
A partir de ahí, su labor como creador sería imparable, trabajando para editoriales diversas y revistas. “El Cid”, concretamente nació en la desaparecida revista “La Trinca”, con un primer álbum titulado “Sancho de Castilla” en 1971, a los que seguirá en los dos años posteriores: “Las Cortes de León” (1972) y “La Toma de Coimbra” (1973), para finalizar el cuarto tomo, “La Cruzada de Barbastro”, ya con la Editorial Ikusager en 1984. La propia Ikusager los venía reeditando desde 1982.
En “El Cid” curiosamente, es el rey Sancho quien toma el protagonismo desde las primera páginas, viviendo con un joven Cid, extrañas aventuras en tierras fronterizas de la España musulmana, que rápidamente cambiaban de manos en el convulso S.XI. Algunas rozando lo fantástico, al más puro estilo “Conan”, “Voltar” o “El Príncipe Valiente”, como una aventura inicial donde una doncella, Usúa, reina un misterioso valle, ajena a la lucha entre cristianos y musulmanes, en un territorio casi mágico y pagano… Pero otras cargadas de veracidad e Historia, compaginando la acción pura y dura con los pensamientos históricos de los personajes y los acontecimientos que se cernían sobre ellos.
Así pues, seguiremos los pasos del Infante Don Sancho, acusado de asesinar a traición a su tío el Rey Ramiro de Navarra, descubridor del valle perdido de la doncella Usúa, para asistir posteriormente a hechos como Las Cortes de León, el traslado de los restos de San Isidoro al Panteón preparado para recibir dichos restos en León, el reparto del Reino, la recuperación de Coimbra saqueada y prácticamente destruida por Almanzor setenta años antes y la Cruzada que les llevará hasta Barbastro, donde las alianzas se verán quebradas, traicionadas, ante el avance imparable de los cristianos...
Luchas constantes por la supervivencia de reinos, familias y ciudades asediadas se dan cita en un integral de 215 páginas, tapa dura, donde a veces la documentación histórica, como os digo, en sacrificada en pos de la imaginación, pero en este caso, no os voy a mentir, poco nos importa porque disfrutamos de toda una aventura de capa y espada, religiones enfrentadas, duelos y espadas cruzadas.
El dibujo, una auténtica maravilla. La línea segura, y gestos y expresiones naturales hasta en las poses. Cada viñeta, cuidada, mimada, más arriesgada en el cuarto y último tomo, “La Cruzada de Barbastro”. El color, que podría resultar a algunos excesivo y fauvista, aquí resulta acertado y característico.
El cómic tiene dos apartados muy interesantes, como son el prólogo de Carlos Uriondo, y el epílogo a cargo de José Martínez, donde se aporta material inédito del propio Antonio Hernández Palacios sobre lo que iba a ser la continuación de la serie.
En cuanto a su precio, que es algo que siempre me preguntáis, este integral ronda los 36 euros, y os puedo asegurar, que, para lo que ofrece: Calidad, Historia, aventuras y acción, no es nada caro… Lo dejo por aquí.
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