“El Reino del Planeta de los Simios”, película estadounidense de 2024, sigue la bicoca de sus predecesoras, “El Origen del Planeta de los Simios” (2011), “El Amanecer del Planeta de los Simios” (2014) y “La Guerra del Planeta de los Simios” (2017) que fueron un éxito en su día, un taquillazo mundial, y que hay que seguir explotando cada cierto tiempo, hasta que la gente se canse de la vaina y una de ellas, yo qué sé… “Hacienda en el Planeta de los Simios”, o “Cagalera en el Planeta de los Simios”, acabe finalmente con la franquicia y a otra cosa…
Pero, hasta que ese fatídico día llegue, tenemos “Planeta de los Simios” para rato… Así que, vamos a hablar, muy brevemente, eso si… de “El Reino del Planeta de los Simios”.
El inicio de la película conecta con los sucesos acontecidos en la anterior película. La muerte de César, líder y mesías visionario entre los simios, lo va a convertir en leyenda… Tanto es así, que, varias generaciones después, su mensaje se ha perdido en parte, y/o corrompido, por una buena parte de los simios, que dicen su nombre sin saber bien quién fue, que es lo que dijo, y de qué equipo de fútbol era hincha. De los que le conocieron, solo Raka vive, solo y alejado del resto de simios, manteniendo aún el legado de César.
Nuestro protagonista, Noa, es un simio joven que pertenece al Clan de las Águilas, unos simios cetreros, que crían águilas pescadoras, y ven viejos programas de “Jara y Sedal”.
Un día, el Clan es atacado por unos simios que proceden de la costa, cazan humanos y toman prisioneros entre los propios simios. La aldea es destruida, y Noa en su “Road Movie” tras los pasos de su capturado Clan, acaba conociendo a Raka, y a una humana de ojos azules, usuaria de mallas y sostén a pesar de los años transcurridos (después veremos que es superior al resto de los humanos), llamada Mae, que resulta ser todo un prodigio para los simios, ya que no solo habla, si no que sabe de Historia, conoce el pasado de los humanos y tiene una misión muy especial que cumplir porque su deseo es que el ser humano vuelva a ocupar el puesto que le corresponde en el planeta.
Las ciudades han sido devoradas por la naturaleza, los edificios se han derrumbado y todo rastro de civilización casi ha desaparecido. Más o menos lo que sucedió durante la pandemia, que las calles de Extremadura se llenaron de jabalíes, ciervos y triceratops vagando en completa libertad, y haciendo de las suyas…
El núcleo simio de turno, está gobernado por un simio llamado Proximus, que está obsesionado con abrir un enorme, antiguo y abandonado búnker humano a pie de playa. Para ello ha creado una presa, similar a las que tenemos en Extremadura, para contener la proximidad del mar que amenaza con inundarlo y echarlo a perder con todos sus secretos y conocimientos.
La misión secreta de Mae es hacerse con una tarjeta que hay en su interior, que permite conectar la WiFi, vía satélite, y que haría que su grupo de humanos refugiados en una antigua Base subterránea, acorazada, secreta y superguay, pudiera acceder a lo que queda de TikTok.
Para ello, Mae no va a dudar en aliarse a Noa y a sus compañeros del Clan, utilizarlos y traicionarlos a placer, asesinando de paso a un humano bibliotecario que trabaja para Proximus, y que había conseguido la plaza a dedo, sin pasar por Oposiciones.
El plan es acabar con la presa, dinamitándola, y que el agua del mar inunde el silo donde se almacenan tanques, armas, misiles nucleares, toda la discografía de Ricky Martin y cosas más terroríficas, que, en manos de los simios, podrían inclinar la balanza a favor de los peludos.
Así, llegado el momento, no solo Mae cumple su misión, ahogando al 90% de los simios, menos al Clan del Águila que solo tiene una o dos bajas, sino que encima va pasado un tiempo a ver a Noa, a recriminarle un par de cosas, y a decirle que el Planeta es suyo, de los humanos, y que vaya cogiendo piedras, como decimos por Extremadura…
En definitiva: Película de dos horas y quince minutos, a la que le sobra su media hora perfectamente. No me ha gustado tanto como las anteriores, que las disfruté más, pero reconozco haberme entretenido. Aquí el ritmo es, a ratos, lento, y su desarrollo bastante plano y sin grandes sorpresas, algún bostezo me he echado. Buena fotografía, buenos efectos especiales, y el tema del sostén y las mallas lo decía porque hay grupos de humanos, manadas, que viven en la Edad de Piedra, y apuestan más por el taparrabos.
De nota, le doy un 6, pero sin ponernos estupendos, que después nos da por tirar cohetes en la Plaza del Pueblo. Esta película le gustará a cetreros y a los productores de “Jara y Sedal” y no le hará nada de gracia a geógrafos y constructores de presas. El final es tan abierto, que me huelo una nueva película, y de hecho, se habla de 2027 para una posible continuación… En fin, lo dejo por aquí… De momento.
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