A “Un novio para Yasmina”
(2008) llegué por rebote, por doble rebote a ser verdad. Por un lado, porque
venía de ver “El país del miedo” y de la página de la productora llegué al tráiler,
y allí vi a un antiguo compañero de colegio al que no veo desde hace treinta
años… Vamos, sale cinco segundos, ese era el segundo rebote, pero después de
leer la sinopsis de la película, me gustó y me compré el dvd, que es bien
barato y merece la pena.
Después, te pones a ver la
película y resulta que conoces a las tres cuartas partes de la gente que sale en la película,
y te gusta más.
El caso: A Yasmina, inmigrante
ilegal en algún pueblo o ciudad inconcreta de Extremadura (aunque yo he
reconocido partes de Badajoz, Montijo y Puebla... Lo sé porque soy de Badajoz, vivo en Pueblonuevo, trabajo en Valdelacalzada y compro, normalmente, en Montijo-Puebla), le urge casarse. Primero lo
intenta con un novio, Javi, que es policía municipal (y al que su hermano odia, o desconfía de él), pero este no acaba de
fiarse de ella y pasa de la boda. Después está Jorge, casado, pero en plena
crisis matrimonial, que parece enamorado de ella. Y, finalmente, Alfredo, que
vive la vida con una envidiable despreocupación, un buen puñado de deudas, y al
que no le importaría casarse… Porque sí, o por dinero, qué más da…
“Un novio para Yasmina” es una
bonita historia sobre el amor, el interés, la convivencia, las personas…
Dividida en diversas partes, dedicadas a cada uno de sus personajes, me ha
parecido una cinta sencilla, entretenida… Como dice la caratula: “Una fábula
veraniega”
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