Venga, vale, lo reconozco. “El
cazador de leones” (1987) de Javier Tomeo (1932-2013), editado por Anagrama, en
su magnífica colección de Compactos, me ha dejado con el culo torcido, por su
sencillez y su moraleja.
“El cazador de leones” es una
llamada telefónica de 95 páginas. Es el monólogo desesperado de Armando
Duvalier, dedicado a una desconocida que está en el otro lado de la línea, y
que escucha las aventuras, los sueños y desdichas, las esperanzas de Duvalier…
Lo que comienza siendo un canto
al surrealismo, a la fantasía… Acaba con algo más oscuro e íntimo. Curioso
librito, y por supuesto, recomendable. Impresionante Tomeo.
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