“Café Society” es la típica
película de Woody Allen. ¿Hay una típica película de Woody Allen?, quizás no,
pero repite estereotipos muy comunes, personajes masculinos filosóficos con una
increíble verborrea, diálogos increíblemente liantes, cultos hasta lo
pretencioso… Y, claro, me encanta.
Estamos en Los Ángeles, en los años treinta. El país se derrumba en La Gran
Depresión, pero en Hollywood no se enteran mucho, allí todo son fiestas, lujo,
grandes casas, producciones cinematográficas… Todo regado con bueno y abundante
Jazz.
A ese ambiente, llega Bobby Dorfman (que es el Alter Ego del propio Allen),
interpretado por un magnifico Jesse Eisenberg (imita la verborrea y todos los
gestos woodyllianos a la perfección). Arropado por un importante agente de
actores y productor, tío suyo (Steve Carell), Bobby empieza a relacionarse,
poco a poco, con su “Jet Set” del momento, auténticos Vips de Hollywood,
enamorándose de Bonnie (Kristen Stewart), la secretaria de su tío, la cual está
liada (sin que Bobby lo sepa) con él, con su tío… Dos hombres enamorados de la
misma mujer. La cena está servida.
Películas como esta, en la que el propio Woody Allen narra la historia en Off,
una buena historia, ya no se hacen. Y, a sus ochenta y tantos años, vuelve a
demostrar que es un genio indiscutible. Es una gran película, en su onda
(debemos olvidarnos de aquella “Vicky, Cristina, Barcelona”, de hace algunos
años, que a mí me pareció, y me parece, horrible e infumable).
“Café Society” se presenta, pues, como una comedia romántica, una
verdadera genialidad que se disfruta en su hora y media. Repleta de curiosidades y excentricidades de la época, aquellos
fijos de restaurantes y clubes de la época. Es puro Allen, y se agradece,
poder seguir disfrutando de su cine, y su manera de comunicarnos historias.
Fotografía y música, sobresalientes. Muy recomendable.
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