Mis Redes Sociales

Mis Redes Sociales.
Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en TikTok  Sígueme en Twitter

miércoles, 10 de julio de 2024

Su Último Combate (2024)

 

       No os voy a engañar, “Su último combate”, película estadounidense de 2024, o “El último kumite”, que sería su título original, es una película mala, bastante mala, para los cánones actuales. Es tan mala, que ha nacido 50 años tarde, porque esta película me la pones a mi a principio de los Ochenta, alquilada en el videoclub de turno, y la habría visto tres veces en una tarde…

         Pero, estamos en el S.XXI, y encima en la década de los inciertos Años Veinte, y va a a ser que… O le echas muchas ganas, pero ganas… O acabarás diciendo… ¿Qué demonios acabo de ver?.


       La película lo intenta desde el principio. Música ochentera, sintetizador, créditos en amarillo, que son los que a mi me gustan, imágenes aleatorias de Nueva York, y ya de entrada un Ken de Street Fighter difuminado haciendo poses… Le ha faltado decir: “Hadouken”.

        Vamos a ir a la narrativa directamente: El protagonista, que ya está viejuno, y le está enseñado a su hija el noble arte de las artes marciales y de partirse la pana, aunque ella en quince años no ha pasado de cinturón rojo y con enchufe, porque en realidad es un amarillo claro.


        No se llama Ken, que hubiera estado genial, se llama Miguel Ríos, Michael Rivers, y siempre habla con la tumba de su difunta antes de apuntarse a torneos de barrios a los que van cuatro gatos.

         Un día, tras ganar uno de ellos, y tras rechazar una oferta para participar a un torneo a muerte por parte de un antiguo batería del grupo Pantera, que ya tiene setenta años y es hortera como él solo, su hija es secuestrada, algo que ya hemos visto miles de veces en películas, y hasta en videojuegos (Mortal Kombat, por ejemplo, se le parece bastante), para obligarle a combatir en un Kumite a muerte contra veinte luchadores de diferentes estilos, en algún punto indeterminado de Bulgaria, donde el ganador se llevará un millón de dólares y recuperará a su ser querido secuestrado, que por cierto, están en una celda tercermundista esperando salir, todas juntas, porque son todas mujeres. Si pierdes, acabas muerto, y tu ser querido secuestrado también.


         El enemigo a batir no se llama Goro ni Mr. Bison, es una bestia parda llamada Dracko, que no pasó en su día de 2ºESO y que se pasea en bata por el hostal de dos estrellas donde están alojados los luchadores. Un tipo con lenguaje y modales exquisitos.

         Pero nuestro Miguel Ríos se ha encontrado a un afroamericano perdido en mitad de Bulgaria, antiguo luchador que se quedó por la zona, que entrena con él mientras ponen viejas cintas de casetes con músicas grabadas de videojuegos de un Spectrum, compradas en un mercadillo de Sofia, mientras demuelen lo que queda de un castillo medieval, patrimonio de la Humanidad.


          En definitiva: Combates cutres y con mala escenografía con fatalities incluidos, cámara que se mueve más que un pirata con pata de palo en alta mar, escenarios reaprovechados, sensación de que esta película la han hecho veinte colegas con cuatro mil leuros en un mes y medio, malas actuaciones… Como os decía al principio, tiene todos los ingredientes de película mala de serie B, que hubiera disfrutado muchísimo hace cincuenta años, pero que en la etapa que me pilla, va a ser que no… Y lo he intentado… Pero es que hay actuaciones que dan vergüenza ajena.

          Personalmente, le doy un 4 de nota por la banda sonora, que estoy por ponerla en el coche para ir a trabajar, y ese sintetizador u órgano electrónico PT-10 omnipresente a lo largo de su larga hora y cuarenta y cinco minutos. Quizás, y solo quizás, porque ya es mucho suponer, con media hora menos y no tanto secundario superfluo, hubiera sido otra cosa… Mmmm, na, creo que no...

No hay comentarios: