“La Batalla de Las Salinas. Guerra Civil en los Andes” (Cascaborra, 2024) es el sexagésimo cuarto tomo de la colección “Historia de España en viñetas”, a cargo de la Editorial Cascaborra, que lleva años empeñada en la titánica, y poco reconocida labor, de enseñarnos nuestra historia, la Historia de España, en viñetas, y de la mano de los mejores dibujantes, ilustradores y guionistas del país…
En esta ocasión, tenemos en las manos un tomo que nos trae otro de esos episodios poco conocidos, casi desconocidos diría yo, para la inmensa mayoría de los españolitos de a pie, como es la Batalla de las Salinas, acontecida el 6 de abril de 1536 entre dos facciones bien definidas, bien diferenciadas, como eran los Pizarristas y los Almagristas, a las afueras de la Ciudad de Cuzco, en una llanura que se conocía como Las Salinas por hallarse allí unas aguas saladas, provenientes de una fuente, que los cuzqueños desecaban para obtener sal.
Bien se pregunta Álber Vázquez en su fantástico prólogo, antesala del cómic y de los acontecimientos narrados, a bocajarro ya desde la primera línea, si existe alguna nación que haya entablado una Guerra Civil fuera de sus fronteras, y sin duda, la única nación que se nos viene a la cabeza es España, cuyas luchas por el poder y las riquezas la llevaron a enfrentarse a sí misma en no pocas ocasiones. Álber Vázquez, que una vez más, vuelve a demostrar una gran labor documental, tal como hiciera en otras obras suyas, de las que ya hemos hablado tanto en el blog, como por el canal, más por el blog donde tenéis reseñadas todas sus obras, sus cómics, y donde destacan, su reciente “Orellana en el río de las Amazonas”, “Elcano. El mundo en las velas”, “Cartagena de Indias. Los 300 de Blas de Lezo”, “Juan de Oñate. En busca del Estrecho de Anián”, “Tucson. Dragones del Desierto” o “Legazpi y Urdaneta. En busca del Tornaviaje”, junto a De la Fuente, que es quien le acompaña a los lápices también en esta ocasión.
La narrativa del cómic nos traslada a los años posteriores a la Conquista del Perú, y la caída del Imperio Inca. Nueve años después de que Pizarro iniciara la conquista de tan vasto territorio en 1524, y la finalizara victoriosamente, Diego de Almagro, el que fuera fiel amigo y socio en la retaguardia española, suministrando desde Panamá pertrechos, hombres y armas, se encuentra como recompensa a los servicios prestados, una nueva provincia, Nueva Toledo, al sur de la provincia otorgada a Pizarro, Nueva Castilla.
Nuevo Toledo resultó un erial para Almagro y los hombres que le acompañaron a aquel desconocido y pobre sur, y solo una ciudad, como Cuzco, podría compensar tanta pobreza para aquellos hombres, que pronto la vieron como una nueva capital, dentro de la órbita de la recién creada provincia. El problema es que Pizarro y sus seguidores veían a Cuzco, precisamente, la última ciudad de su frontera, de Nueva Castilla, y la disputa por la ciudad, y posterior Guerra Civil entre españoles, entre Pizarristas y Almagristas, estaba servida. Encontrándose ambos ejércitos a las afueras de dicha ciudad, en la llanura de Las Salinas, como os decía anteriormente, y con la población civil como espectadores de un cruel enfrentamiento que llevó a los españoles, muchísimos de ellos extremeños, por cierto, a recurrir a indios como aliados. Así Almagro contaba con los incas de Paullu Inca, y el bando Pizarrista con los huancas según el cómic, dato que yo no conocía, aunque creo que eran los chachapoyas, los chachas para los amigos, que eran inferiores en número al contingente inca. Y el transcurso y final de la batalla, es ya Historia, y por eso os invito a leerlo de primera mano.
La verdad es que Álber Vázquez nos narra magistralmente, casi como si fuese una voz en off, todo el proceso, desde el inicio de la disputa,hasta el final de los contendientes, incluyendo al propio Pizarro, que no tiene en este cómic un papel principal, que corresponde más a sus hermanos y seguidores, pero que no dejaba de ser uno de los contendientes que acabaría un tiempo después, apenas cinco años después de la Batalla de las Salinas, asesinado brutalmente a estocadas por almagristas en su casa, como supongo que ya sabréis.
En cuanto al dibujo, la primera sorpresa que me he llevado es la misma que me llevé con “La Batalla de Simancas”. En Cascaborra han apostado por un cómic, muy certeramente, en riguroso blanco y negro, en el que De la Fuente, acierta de pleno con un dibujo, que, en algunas viñetas, aparece apenas abocetado en algunos personajes, y que no hace más que resaltar el atractivo de la historia, con un poso de cómic clásico de aventuras, ante el cual lo único que te queda es quitarte el sombrero y decir: ¡Chapó!.
De hecho, tiene un par de páginas donde se nos presenta a los dos contendientes, con sus hombres fuertes en escena, como si se trataran de dos equipos de fútbol rivales, que es la manera más práctica de decirle al lector: esto es lo que hay.
Remata, además con unos extras finales en forma de bocetos y trabajos preparatorios en cuanto al dibujo del cómic.
En definitiva: Una nueva joyita, otra más que recomendable lectura, que nos ofrece Cascaborra, a través de dos grandes profesionales del cómic español, que vuelven a demostrar unas tablas impresionantes a la hora de contarnos, narrarnos uno de esos episodios, como os decía al principio, pocos conocidos de nuestra Historia, y que te podrán contar de muchas maneras, pero nadie lo hará como Álber Vázquez y de la Fuente lo hacen en… “La Batalla de Las salinas. Guerra Civil en los Andes”.
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