La Calle del Terror. Parte 1. 1994 (Netflix, 2021)

 

        “La Calle del Terror. Parte 1. 1994” (Netflix, 2021) me ha recordado ya desde los primeros minutos a aquellos libros de “Pesadillas” que se hicieron tan famosos a principios de los noventa, y que hoy valen una pasta y que buscan todos los coleccionistas, que firmaba R.L. Stine, que los hacía como churros y que llegó, incluso, a sacar una serie que hoy pocos recordarán (al menos que tengas los cincuenta tacos que yo tengo y te criaras abrazado a una tele).

        La película, yendo al grano, tiene toooodos los elementos clásicos de estas películas de terror: Matanzas, asesinos enmascarados, brujas y maldiciones y pandilla adolescente que es asesinada poco a poco, mientras en una oscura noche no consiguen ayuda de ningún tipo y los malvados asesinos, embrujados poseídos, zombificados (creo que me acabo de inventar esta palabreja) no pararán hasta matar, de la manera más grotesca posible, hasta al apuntador.

        Las canciones de Prodigy, White Zombie o Iron Maiden, que no duran más de seis segundos (me encantó el “Fear of the dark” de los Maiden), se aderezan con camisetas, y con elementos noventeros (algunos más bien actuales, tanto en modo de comportamiento, en los noventa no éramos tan “woke” ni por asomo, como en determinadas estéticas). Bebe mucho de “Scream”, “Stranger Things” y las películas clásicas de este tipo, con litros de sangre y tajos de cuchillo y navaja certeros.

        Falla en escenas demasiados oscuras, en muchas ocasiones, y que a la narrativa le sobra, perfectamente, entre 30-40 minutos para ofrecerte no solo el mismo producto, sino que posiblemente hasta mejorado. ¿Entretiene? Sí. No da miedo, y tampoco es un terror de comerse las uñas, pero se deja ver, y abre la puerta a una trilogía, que tendré que ver en los próximos días-semanas casi con toda seguridad.