Siguiendo
el tirón que trae Millie Bobby Brown (“Stranger
Things”), o Henry Cavell (“La
Liga de la Justicia”, “The
Witcher”), y con el encanto que sigue despertando hoy en día el apellido “Holmes”,
viene esta película, “Enola Holmes” (Netflix, 2020), que hay que reconocer,
está entretenida a rabiar.
“Enola Holmes” quizás no
sea muy original, ya que mezclar el apellido Holmes con detectives, no es algo
que nos haga levantar el parpado. Quizás, traer la familia de Sherlock a la
palestra, también sea rizar el rizo. Pero, que el propio Sherlock sea un
secundario en una cinta que lleva el apellido Holmes como título, es algo que
no se ve todos los días.
En
la narrativa, tenemos a Enola, que es la hermana pequeña de los hermanos
Holmes: Sherlock, elemental… Y Mycroft, un gilipollas estirado de mucho
cuidado.
Al
cumplir los dieciséis, la madre de Enola desaparece, y los hermanos Holmes
aparecen para hacerse cargo de ella, sin preocuparse demasiado por el paradero
de la madre. Enola decide investigar el caso, mientras evita y esquiva a su
hermano Mycroft, que como nuevo tutor legal, la quiere internar, casar y
ponerla a parir (en el sentido literal de la palabra), todo en este riguroso
orden.
Enola
se revuelve contra los clichés decimonónicos, con el tema del Sufragio
Universal de fondo, y se ve envuelta en otra trama que afecta a un chaval que
conoce en un tren…
Como
digo, entretenida, tiene un punto que no sé bien a qué viene, que es que Enola
rompe continuamente la Cuarta Pared (¡Ay, Deadpool creó escuela y ahora esto
está al orden del día!), recurso que podrían haberse ahorrado, perfectamente, y
la cinta hubiera funcionado exactamente igual.
Resumiendo:
Película para todos los públicos, poco humor, muchos guiños (sociales y
políticos) a pesar de que no respeta al 100% el contexto histórico (si ves a
gente practicando Ninjutsu, es tu imaginación), pero que puedes ver desconectando
tu cerebro en sus casi dos horas de duración. La disfrutarás.
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