“Bloodshot” está basado
en un cómic de la Editorial Valiant, y que aquí, en España, es distribuido por Aleta Ediciones. El cómic, o
los cómics más bien, no me los he leído, pero me he atrevido con la película
(2020), siguiendo la estela de puñetazos, tiros y escenografías espectaculares
a la que nos tiene acostumbrados Vin Diesel, desde hace décadas.
La película no es nada
original en su argumento. De esto hemos visto películas, cómics, libros y
series a cascoporro, empezando por Frankstein hace ya doscientos años, y
siguiendo por los Robocop, Soldado Universal y toda la demás prole de cyborgs
que han pululado por nuestras pantallas e imaginación.
Al protagonista, después
de una misión militar, que conllevaba rescatar a unos rehenes. Un tipo con chanclas
y calcetines blancos, le da un tiro, y le mata a la mujer mientras escucha una canción
de “Talking Heads” del año de la Polka. Cuando despierta, Guy Pearce, científico
loco cibernético, que ha dejado los viajes en el tiempo, le dice que ha
resucitado gracias a la tecnología (interesante, resucitan muertos, pero no
tienen narices de acabar con el coronavirus). El tipo ahora es un cyborg
futurista, con nanorobots en las venas, en vez de sangre, que le hacen
invulnerable prácticamente, con un factor de curación parecido al de Lobezno, con
la fuerza incrementada, capaz de rompes bloques de hormigón a puñetazos, y con
acceso a internet sin usar WiFi.
Guy Pearce, lo programa a
voluntad, una y otra vez, para acabar con viejos amiguetes, ahora convertidos
en enemigos, como si fuese aquello el Día de la Marmota.
La cinta está
entretenida, para no pensar mucho. Tiene un par de puntos interesantes, y hasta
divertidos. No está del todo mal, con la aparición estelar de Doctor Octopus, y
el metraje justo para un nuevo y musculoso Frankstein.
P.D: Me he enamorado, perdidamente, de Eiza González.
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