A
“Sumisión” (2015) de Michel Houellebecq llegué, tengo que reconocerlo, tras la estela
que iba dejando el escándalo de su publicación. En un primer momento no me
llamó la atención, me pareció que era un libro oportunista, y no quise meterme
en su lectura hasta que no pasara un tiempo prudencial.
Al
fin y al cabo, Houellebecq sacó, casualmente, la edición en Francia cuando todo
el país se estremecía por los acontecimientos de Charlie Hebdo. Tampoco quise
leerlo cuando leí la entrevista que le dedicó “El País”, a un Michel reflexivo,
al que el gobierno francés le había colocado dos escoltas, por si las moscas, y
que hablaba de los cuentos de Borges mientras bebía vino blanco.
Me leí la entrevista y decidí esperar. Y la
espera concluyó este mes, cuando me he leído su cacareado “Sumisión”, del que
sin duda, se pueden sacar varias, o muchas lecturas, pero que en ningún momento
me ha parecido un libro polémico.
El
libro, completamente ficticio, nos presenta un futuro cercano (2022), en el que
un partido político musulmán, se alza con el poder ante la decadencia del
cristianismo, los partidos tradicionales y los caducos valores occidentales.
El
protagonista (François), un mediocre catedrático, profesor universitario,
especialista en Huysmans, viene al pelo para explicar ese pesimismo que se
respira en el libro y que ya destilaba el propio Huysmans a finales del XIX y
principios del XX, y de hecho, el protagonista sigue bastante sus pasos,
mezclado por sus obsesiones sexuales y el vacío absoluto de su vida, que no
consigue llenar.
Francia
es el trasfondo, sufre una mutación hacia un Estado Islámico (no veo la
polémica), como parte de su evolución natural, así como el resto de los países
de su entorno. Poco a poco, cambian una religión que separa Creencias y Estado,
por otra que los lleva intrínsecamente unidos, no en vano, en el libro se nos
recuerda aquella cita, atribuida a Jomeini, en el que se afirma: “El Islam, sin
política, no es islam”.
Con
una posible Guerra Civil a la vuelta de la esquina, esta Francia imaginaria,
simple y llanamente va sufriendo un cambio de identidad, un paso más en su
historia particular. ¿Islamofobia?, no la he conseguido ver. Hay otros autores,
en España el propio Pérez-Reverte, que ya han adelantado un futuro islámico
para Europa, sin rasgarse mucho las vestiduras porque, no es que lo digan
ellos, es que lo dicen las cifras. El Islam, hoy por hoy, es la religión que
más crece, exponencialmente, y la lógica nos dice que nuestro futuro pasará por
una Europa multicultural, con una presencia fortísima del Islam. ¿Ataca
Houellebecq al Islam al plantear este futuro?, en absoluto que no. La crítica
del libro es más contra las instituciones arraigadas, ya no solo en Francia,
sino en Europa en general: Universidades, élites financieras y políticas…
P.D:
A grandes rasgos, esa es la visión que tengo del libro. Podría escribir más.
Largo y tendido, pero los dos o tres que visitáis y leéis normalmente el blog, sabéis
de más que ese no es mi estilo. No soy un crítico profesional, sino un tipo
mediocre que escribe cosas en un blog que nadie lee. ¿Me ha gustado el libro? Sí,
pero no es lo que me habían contado… De Michel Houellebecq ya me había leído hace varios años "Ampliación del campo de batalla", publicado también en Anagrama, y que ya en su día me pareció muy pesimista, fuerte, pero pesimista hasta la médula, y que creo que volveré a leer porque creo recordar que fue un librito que me ventilé en una semanita... Miaus a repartir.
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