Alemania, Austria, Holanda Finlandia, Luxemburgo, creo que Francia, y así hasta una decena más de países de la UE han dejado de acuñar las monedas cobreadas de 1,2 y 5 céntimos, algunos de estos países es que ni siquiera se molestaron desde un principio en perder el tiempo con la acuñación de dichas monedas, sobre todo las de 1 y 2 que, Por Dios, aún no sé bien para que sirven sino es para llenarme el monedero de peso superfluo.
Voy a cualquier supermercado, y la chica de la caja, típica, por lo menos en mi barriada, chicle en boca, hipermaquillada, y del tipo “Sé que estas ahí pero no me da la gana ni de mirarte a la cara, porque tengo cosas más importantes en la cabeza como puede ser mi propia depilación púbica…”, (parece el título de un cuadro de Dalí), me suelta con el cambio de mi compra, una parrafada de monedas de vellón, de aquellas con las que Felipe III y el subnormal de su hijo, inundaron todos los “reynos” hispanos: Tanto los peninsulares, como los americanos…
Yo, como si fuese un pobre pedigüeño, triste de mi, busco infructuosamente un bolsillo donde guardar un euro cincuenta de monedas de uno y dos céntimos porque: “Perdona, pero es que no tengo otra cosa, ¿Sabes?”.
Y la culpa, de entrada, es posible que la tenga el propio supermercado por poner precios absurdos como: “Kilo de naranjas, 2,13 Euros”, o “Caja de Galletas, 3,72 Euros”, Por Atenea (mi diosa), ¿No pueden ponerle un precio que acabe en 0 o 5, y de esta manera acabar con la gilipollez de los céntimos?. Pero, si lo hacen, que lo hagan en toda Aspanya.
Llegados hasta aquí, salgo del supermercado, en mi particular aventura gráfica, y tengo dos opciones:
1ª Opción: Le doy las monedas a la Rumana de la puerta, de 49 años, velo islámico, dentadura de oro, con cara del Fary con diarrea (Que los dioses lo mantengan en los Elisseos, un abrazo Fary) y con un cartel de cartón que reza: “Poor Favó, tengo 17 anos y 6 ijos…”, lo cual no me da la REAL GANA, primero porqué la Rumana llega todos los días en un Picasso Azul flamante y aparca en la puerta de mi casa, para después empezar la jornada laboral de pedir en la puerta del supermercado, y se saca una media de unos 80-90 euros/día, según cuentan los propios cajeros del super (yo cobro el día a 30 euros, me iría mejor de puto, pero ninguna picaría…), y segundo, porque he visto a desdichadas viejecitas del lugar, dándole a la Rumanita los susodichos céntimos, y esta los ha rechazado: Quiere comer, si, pero de jamón pa´rriba… Si esa esquina del Super fuera una plaza interina, no me importaría opositar a ella en la próxima convocatoria.
2ª Opción: Gastarme los céntimos. Bien. ¿Cómo?, en cualquier lugar los suelto, pienso ingenuamente…
Voy al Cucufata´s Bar, al cual le debo un post en este vuestro blog, pido un café, una caña, lo que sea, para deshacerme de los molestos céntimos. Pago con una montañita cobreada, contados uno a uno, ante la atenta mirada de todo el personal que me mira entre asombrado, divertido, y estupefacto, uno de los clientes me hace una foto con el móvil, y el tipo que lleva 55 euros gastados en la tragaperras se gira y, horrorizado, se santigua. Reacción: “¿No tienes otra cosa?, es que la Caja no me admite estos céntimos, no hago Caja con ellos…”. Saco un euro con veinte y me voy…
Voy a cualquier supermercado, y la chica de la caja, típica, por lo menos en mi barriada, chicle en boca, hipermaquillada, y del tipo “Sé que estas ahí pero no me da la gana ni de mirarte a la cara, porque tengo cosas más importantes en la cabeza como puede ser mi propia depilación púbica…”, (parece el título de un cuadro de Dalí), me suelta con el cambio de mi compra, una parrafada de monedas de vellón, de aquellas con las que Felipe III y el subnormal de su hijo, inundaron todos los “reynos” hispanos: Tanto los peninsulares, como los americanos…
Yo, como si fuese un pobre pedigüeño, triste de mi, busco infructuosamente un bolsillo donde guardar un euro cincuenta de monedas de uno y dos céntimos porque: “Perdona, pero es que no tengo otra cosa, ¿Sabes?”.
Y la culpa, de entrada, es posible que la tenga el propio supermercado por poner precios absurdos como: “Kilo de naranjas, 2,13 Euros”, o “Caja de Galletas, 3,72 Euros”, Por Atenea (mi diosa), ¿No pueden ponerle un precio que acabe en 0 o 5, y de esta manera acabar con la gilipollez de los céntimos?. Pero, si lo hacen, que lo hagan en toda Aspanya.
Llegados hasta aquí, salgo del supermercado, en mi particular aventura gráfica, y tengo dos opciones:
1ª Opción: Le doy las monedas a la Rumana de la puerta, de 49 años, velo islámico, dentadura de oro, con cara del Fary con diarrea (Que los dioses lo mantengan en los Elisseos, un abrazo Fary) y con un cartel de cartón que reza: “Poor Favó, tengo 17 anos y 6 ijos…”, lo cual no me da la REAL GANA, primero porqué la Rumana llega todos los días en un Picasso Azul flamante y aparca en la puerta de mi casa, para después empezar la jornada laboral de pedir en la puerta del supermercado, y se saca una media de unos 80-90 euros/día, según cuentan los propios cajeros del super (yo cobro el día a 30 euros, me iría mejor de puto, pero ninguna picaría…), y segundo, porque he visto a desdichadas viejecitas del lugar, dándole a la Rumanita los susodichos céntimos, y esta los ha rechazado: Quiere comer, si, pero de jamón pa´rriba… Si esa esquina del Super fuera una plaza interina, no me importaría opositar a ella en la próxima convocatoria.
2ª Opción: Gastarme los céntimos. Bien. ¿Cómo?, en cualquier lugar los suelto, pienso ingenuamente…
Voy al Cucufata´s Bar, al cual le debo un post en este vuestro blog, pido un café, una caña, lo que sea, para deshacerme de los molestos céntimos. Pago con una montañita cobreada, contados uno a uno, ante la atenta mirada de todo el personal que me mira entre asombrado, divertido, y estupefacto, uno de los clientes me hace una foto con el móvil, y el tipo que lleva 55 euros gastados en la tragaperras se gira y, horrorizado, se santigua. Reacción: “¿No tienes otra cosa?, es que la Caja no me admite estos céntimos, no hago Caja con ellos…”. Saco un euro con veinte y me voy…
Voy al Estanco, pido un sello, asomo los céntimos. Pregunta directa: “¿Qué, has estado pidiendo en la Puerta de la Catedral?”. Pago sello con moneda de 50 céntimos y me largo…
Voy al Banco, concretamente a mi Caja, y me dicen que no me los pueden cambiar, que los tengo que traer envueltos, y contados, en unos plásticos disponibles en el Banco de Aspanya, para lo cual tendría que coger el coche, acercarme al centro de la ciudad, buscar aparcamiento, etc etc. Intento ingresarlos, la chica me mira alucinada, y me dice que tampoco es posible ingresarlos, aunque no me sabe decir porqué, ella solo sabe que no puede ingresarlos…
Vuelvo al Super, origen de todos mis dilemas existenciales, apaño una caja de preservativos, 12,95 Euros, suelto un billete de 10 y me pongo a contarle céntimos a la Cajera para alcanzar el resto. Esta, por primera vez en cuatro años, levanta la vista, deja de mascar chicle, y busca con sus inexpresivos ojos los míos, y me asalta, a bocajarro: “Mira, perdona, pero no tenemos todo el día, mira la cola que estás montando…”. Cabreado, le dejo allí un arsenal de céntimos sin contar, y con mis preservativos en la mano me voy diciéndole: “¡Feliz depilación!”, jurándome no regresar por lo menos, por lo menos en…48 horas.
P.D: En casa tengo una jarra de cristal llena de estas monedas, hasta el borde, anoche tardé poco más de una hora en contar 29 euros en monedas de un céntimo, dos, y alguna pérdida de 5, que pienso utilizar para dárselas de propina al repartidor de Telepizza, le guste o no… Eso hasta que Aspanya aprenda del resto de Europa y deje de acuñar estas aberraciones que no las quiere ni su progenitor…
Voy al Banco, concretamente a mi Caja, y me dicen que no me los pueden cambiar, que los tengo que traer envueltos, y contados, en unos plásticos disponibles en el Banco de Aspanya, para lo cual tendría que coger el coche, acercarme al centro de la ciudad, buscar aparcamiento, etc etc. Intento ingresarlos, la chica me mira alucinada, y me dice que tampoco es posible ingresarlos, aunque no me sabe decir porqué, ella solo sabe que no puede ingresarlos…
Vuelvo al Super, origen de todos mis dilemas existenciales, apaño una caja de preservativos, 12,95 Euros, suelto un billete de 10 y me pongo a contarle céntimos a la Cajera para alcanzar el resto. Esta, por primera vez en cuatro años, levanta la vista, deja de mascar chicle, y busca con sus inexpresivos ojos los míos, y me asalta, a bocajarro: “Mira, perdona, pero no tenemos todo el día, mira la cola que estás montando…”. Cabreado, le dejo allí un arsenal de céntimos sin contar, y con mis preservativos en la mano me voy diciéndole: “¡Feliz depilación!”, jurándome no regresar por lo menos, por lo menos en…48 horas.
P.D: En casa tengo una jarra de cristal llena de estas monedas, hasta el borde, anoche tardé poco más de una hora en contar 29 euros en monedas de un céntimo, dos, y alguna pérdida de 5, que pienso utilizar para dárselas de propina al repartidor de Telepizza, le guste o no… Eso hasta que Aspanya aprenda del resto de Europa y deje de acuñar estas aberraciones que no las quiere ni su progenitor…
10 comentarios:
Hola, yo también soy aficionada a juntar las monedillas inútiles, je, je, esto es una prueba de comentario
jeje...la verdad sk es una putada! Otra cosilla...las monedas de 1 céntimo y las de 2 (de estas no estoy seguro) no entran en las máquinas de comprar tabaco, por ejemplo. Yo llegué a una conclusión... Meto todas esas moneditas en una especie de...de...joé, no me sale...de bolsillito (chati, lo siento pero no me sale el nombre de lo que sea eso...pq no es nada, es un agujero que tiene mi coche) y ahí las empecé a juntar hasta que algún día me hicieran falta...y en efectoooo!!! Ya las utilizo...para jugar a las cartas con los padres de chati!!! Por lo menos...no se lo doy a la rumana que cobra casi el triple que yo!
Un saludo Andrés!
Yo tenía una hucha en las que metía todas las monedas "colorás", tenía curiosidad por cuanto podía juntar, pero desistí el día en que me dí cuenta de que mi hermana, de vez en cuando, las sacaba... ¡ella admite todo tipo de moneda!. Ahora, como dice Javi, las usamos con fines lúdico-festivos y la verdad es que les veo más utilidad.
Un besote!
Hola Javi, Bienvenido!!, Hola Candi, pensaba que yo era el único que se quejaba de dichas monedas, la verdad es que creo sinceramente que son inútiles y que no sirven para casi nada, en fin, que le vamos a hacer, con las antiguas pesetas de "lenteja" me pasaba lo mismo, un beso-abrazo a los dos ;-)
Como quiten esas monedas vas a ver lo que es redondear. Unos centimillos que se queden por aquí y otros por alla y a forrarse los de siempre. No nos dejemos engañar. Si algo vale 10,02 no lo van a bajar a 10, sino que lo subirán a 10,05 o 10,10. Así que mejor seguir con las mini-monedas jeje por inútiles que parezcan.
¿Más van a redondear?, si ya de por sí es una pasada!!, pero en serio, creo que sólo Irlanda, Grecia, Portugal y Aspanya tienen precios con "decimales", en "La Brujula" de Onda Cero también se ha hablado de este tema y también la mayoría de tertulianos consideraba su uso absurdo...
Los nuevos del este también tienen que tener decimales por narices o hacen redondeo a la baja, cosa que dudo. A un sueco, alemán o francés no les afecta tanto... de momento. Porque ahora con la crisis se cuenta hasta la última pela jeje.
Y de lo que diga un tertuliano ni puto caso jajajajaja. Los decimales, y por lo tanto las monedas de céntimo, sólo deberán retirarse si se redondea a la baja. Si no será peor el remedio que la enfermedad.
Supongo que nos países del Este también tendrán algo que decir, sí, cierto, pero aún así desde el caso aspanyol sigue siendo un coñazo de monedas, y hoy me han vuelto a mirar "mal" en una tienda por soltar una parrafada de moneditas de estas...
Se me ha ocurrido una manera muy buena para librarte de ellas. Pagar la "multa" de alguna boda de algún colega, jeje, imaginate un sobre con 150€ en centimos...
Otra manera de librarte de ellas es comprar chuches en un kiosko, "Me da 3 centimos de caramelos de menta"
jeje
No se ¿Se os ocurren mas?
Gato Anonimo
Uff, si es que lo mínimo que te encuentras en un Quiosco ya te vale 5 centimos, yo lo que voy a hacer es soltarlas poco a poco de la mejor manera, mezcladas con monedas de 10 y 20 centimos en los cambios...
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