Lo
primero que me llamó la atención fue el título excesivamente largo para una
película que bien podría haberse llamado “El Blues de un hombre del Jazz” o “El
Blues del Jazz”, y sin llegar a tener quizás mucho más sentido en español, tal
vez si se hubiera acercado más al sentido original del título en inglés, o eso
creo.
Posteriormente,
en la sinopsis, nos trasladamos a 1987, donde a través de unas cartas que van
desde 1937, se nos cuenta la historia de una familia, muy unida al mundo de la
música, al Jazz concretamente, que tiene sus historias con blancos sureños
racistas, que les gusta más una antorcha encendida que a un tonto un lápiz, y
una historia de amor un tanto compleja por medio.
Las
actuaciones me han parecido muy teatrales (sin brillar ninguna de ellas en
exceso), el metraje exagerado y la narrativa muy normalita, salvando la música
en las actuaciones de Jazz con unas coreografías que no me pegan con la etapa en
que se desarrollan. Los escenarios… No muchos.
Final no muy convincente, después de dos horas largas de película, que te dejarán con la sensación de decirte… “Pues bueno, pues fale, pues anda…” Poco más que añadir.
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