Atención, como siempre, la siguiente reseña tiene algún spoiler, aunque pocos, porque la película no me merece mayores comentarios…
He de reconocer que me daba mucha pereza ver “Venom: Habrá Matanza” (2021). No fui a verla al cine, cuando tuve la oportunidad, y esperaba estar lo suficientemente aburrido, o preparado, para enfrentarme a ella.
El tema es que, si te enfrentas a esta película, es indispensable ver la primera parte y traerla de base, porque en caso contrario se te va a hacer cuesta arriba y hay cosas que te vas a perder.
En la narrativa, tenemos a Tom Hardy, que es el periodista Eddie Brock, que alberga a un Venom con el que habla y discute de manera esquizofrénica, mientras pierde a su pareja e intenta reconducir su vida profesional. Venom está un poco harto de algunas situaciones y la cosa se pone violenta de vez en cuando.
Por otro lado, tenemos a Cletus Kasady, que me recuerda en gran parte al “Joker”, que es Woody Harrelson haciendo de Woody Harrelson una vez más, que es condenado a muerte por su afición a ser asesino en serie.
En una entrevista en la cárcel, Cletus muerde a Eddie, traspasándole parte del simbionte, esta vez rojo y con más mala leche, como el que se pasa el Tétanos en un mordisco.
Cletus, con el nuevo simbionte Matanza de su lado, buscará la venganza intentándose cargar a Eddie en una batalla épica, muy espectacular, pero que sabes que va a vencer Venom por mucho que llore, reciba y se queje.
No es una película que me haya enganchado tanto como la primera. La verdad es que a ratos me ha llegado a aburrir, y la escena postcréditos revela un posible enfrentamiento con “Spiderman” en futuras cintas…
Para echar el rato, pero sin tirar cohetes, está claro.
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