“1984” (Planeta Cómic, 2022) de Jean-Christophe Derrien (guion) y Rémi Torregrossa (dibujo y color), no es la primera novela gráfica (tenéis la de Fido Nesti, de 2020, que también es altamente recomendable) dedicada a la gran obra de George Orwell (1903-1950), escritor británico y auténtico visionario en algunas cuestiones, como demostró en “Rebelión en la Granja” o en esta misma obra.
En
“1984”, estamos ante un futuro distópico, (aunque cada vez nos vamos pareciendo
en muchos aspectos a dicho futuro), en el cual la sociedad ha evolucionado a un
sistema totalitario, unipartidista, y que está controlada por la Policía del
Pensamiento y el Gran Hermano siempre vigilante, al acecho de los pocos
disidentes que puedan surgir, y que son rápidamente eliminados previa tortura
de manual.
La
ciudad es lo que una vez fue Londres, pero está dentro de un territorio aún más
extenso, llamado Oceanía, que está en estado de permanente guerra y que miente
a sus ciudadanos con el avance de dicha guerra, mientras racionaliza las
raciones de comida y les impone un trabajo obligatorio, la prohibición de
relaciones afectivas y la misma libertad del individuo, al tiempo que inventan
una nueva historia (siempre cambiante) y una neolengua que sustituirá a la que
tienen y con la que se expresan en su presente.
En
este marco, Winston Smith, un funcionario del Ministerio de la Verdad, que se
dedica a reescribir la historia, conoce a Julia, a la cual cree en un principio
una agente de la Policía del Pensamiento, y que en realidad es una disidente
como él. Pronto se enamoran, y entran a formar parte de lo que ellos creen un
grupo de resistencia (La Hermandad) al Gran Hermano, pero que es, en realidad,
parte del propio sistema opresor…
El
cómic, dibujado en riguroso blanco y negro, salvo algunas partes muy concretas
donde aparece el color, es bastante fiel a la novela, y recrea con mucho
acierto la sociedad agobiante y asfixiante de “1984”, así como los mecanismos
de represión, los lavados de cerebro y las verdaderas intenciones del Partido
frente a los individuos librepensadores.
Tanto
la novela, como este cómic (y el de Fido Nesti anteriormente referenciado) son
altamente recomendables. Su lectura, diría, es imprescindible, y el lector
podrá comprobar cómo, una obra escrita en 1948, describe en muchos aspectos, características
de sociedades actuales que se están convirtiendo a pasos agigantados en estas
distopias orwellianas, sin llegar aun afortunadamente a estos extremos. De
verdad, hay que leer, y mucho a Orwell. No dejéis pasar la oportunidad de leer
y disfrutar de este cómic.
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