A continuación, hago una reseña con spoilers incluidos del tostonazo
de película “Interceptor” (Netflix, 2022). Si no quieres que te la reviente, no
leas…
Uffff,
“Interceptor” (Netflix, 2022) es una de esas películas tan malas, que al final
acaban entreteniéndote a la fuerza. Y es que, además de su poca originalidad,
hay que sumar un malo muy del tipo “La Jungla de Cristal” (tienen hasta a un
chino karateka), una amenaza nuclear y unos discursitos que pondrían a temblar
a todo el movimiento del “MeToo” de puro gozo…
Pero
vayamos por partes… En la narrativa, tenemos a Elsa Pataky, una capitana del
ejército estadounidense, que tras una serie de escándalos sexuales con un
general de tres estrellas, acaba estrellada en mitad del Pacífico, en una Base
con misiles interceptores de armas intercontinentales.
Esta
base, y otra que hay en Alaska, que ya ha caído en el minuto uno, son las
únicas que pueden para una posible oleada de misiles balísticos rusos en caso
de ataque. Nunca pensaron en poner algo parecido en alguno de los Estados del
país, ¿Para qué?, mejor poner una en el quinto pino, y la otra en mitad de la
nada.
Un
tal Kessel, que es el hijo de un multimillonario estadounidense superconocido,
pero que los altos mandos estadounidenses buscan en Google cuando escuchan su
nombre porque no saben quién es (en España, estaría todo el día en “Sálvame”),
ha planeado lo típico: Secuestro misiles rusos, dieciséis en total, lo cual está
tirado, porque los rusos están concentrados en Ucrania… Elimino las dos bases
interceptoras gringas, y les lanzo los dieciséis misiles nucleares a
Yankilandia. Una vez arrasado todo, hago una recalificación del terreno que ríete
tú de los hijos de putas que queman bosques en Galicia para lo mismo, y a
renacer como un país heteropatriarcal, blanco, libre de inmigrantes (en el
ataque solo morirán hindúes, hispanos, negros…) y que será la envidia mundial
chachi-piruli…
Pero…
Perooooo… Ahí está la Pataky para impedirlo, que nada más llegar, a los quince
minutos, sin ni siquiera haber meado tras bajarse del helicóptero, se encuentra
que todos los de mantenimiento, que están todos cuadrados y hacen sentadillas
como el que come pan, pues son todos malvados terroristas, sin la ESO, pero con
las ideas muy claras de lo que debe ser el futuro.
Así
que, entre esclarecedoras hostias, se nos va narrando lo injusta que ha sido la
vida para ella, mientras que un Gabinete de crisis, con la señora presidenta a
la cabeza, se asoma a la pantalla, como si tratara de un anuncio de Ariel en
blanco y negro, para ir viendo cómo se desarrolla todo. De hecho, hay un
general que parece que se quiere meter dentro de la pantalla cada vez que sale.
A
la par, desde Los Ángeles, un Chris Hemsworth metido al Gran Lebowski, comenta
las jugadas con pésima gracia desde el establecimiento de electrodomésticos
donde trabaja. Lo cual, al estar hablando solo supuestamente, añade inquietud
al espectador que llega a preguntarse si realmente no es el que peor está de
todos ellos.
El
caso está en que la película es un baile por hacerse con el control de la sala
de operaciones. Ahora maneja en cotarro la Pataky, ahora el malvado
heteropatriarcado fascista, con escenas que harían palidecer a los del “Street
Fighter”, ya que la Pataky con su metro y medio, va pasando los distintos
rounds que se le presentan sin lanzar hadoukens ni nada parecido…
Resumiendo… Película mala de narices, con tintes noventeros, que ya está muy vista y con subtramas secundarias de tipo tostonazo nivel diez que te hará preguntarte: ¿Por qué no me he dado aún de baja de Netflix?
2 comentarios:
Ya la vi y me gusto muchísimo.
por supuesto que no me la veré de lo remala que la describes, pero lo que si está del carajo es la reseña, lástima la brevedad, pudieras haberle sacado más filo - seguiré leyéndote, me a encantado
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