“Los miserables” (2019)
es una película francesa sobre los barrios periféricos de París, llenos de
inmigrantes africanos. Argelinos, senegaleses, marroquíes, algunos rumanos, se
apiñan en un barrio chungo, sin oportunidades, donde la esperanza de tirar p´adelante
es bastante nula, por la diversa fauna que pueblan las calles.
El barrio está al este de
París: Montfermeil. Y Stéphane, que viene de Cherburgo, se estrena como policía
en el barrio, totalmente novato, junto a dos veteranos, Chris y Gwada, que se
la saben todas. De hecho, Gwada es de la zona. Los dos policías tienen
atemorizados a medio barrio, intentando controlar a los diversos clanes que lo
habitan, y que siempre tienen sus tiras y aflojas.
Un pequeño problema,
cuando un chaval secuestra la cría de un león de un circo, acabará por desatar
una serie de situaciones complicadas, en las que los tres policías se verán
envueltos, a la vez arrastrarán a las distintas facciones de Montfermeil.
La película está bastante
bien, aunque deja un final un tanto abierto. Estas historias de primeros días,
de novatos y veteranos, en sitios realmente difíciles, no es nueva. La hemos
visto en multitud de ocasiones. Yo no sé por qué, pero me acordaba de la
norteamericana “Colors” (1988, yo tenía la BSO en casete de Ice-T, que tiempos
aquellos), y de la española “Celda 211” (2009), aunque habrá mil ejemplos más.
El metraje es justo, y la
narrativa de la historia va creciendo en adrenalina, según la historia avanza.
Le sobra, quizás, un poco, la moraleja (“Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No
hay más que malos cultivadores”, Víctor Hugo) que el personaje de
Stéphane intenta transmitir (sin mucho éxito), ya que cuando te crías con
violencia, peleas, armas y drogas por doquier, a veces, hace más falta la palabrería.
Es, un verdadero drama social. Entretenida. La recomiendo.
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