No
es la primera vez que os hablo de una película basada en un videojuego, así, a
bote pronto, me acuerdo de Warcraft, a la cual os hice referencia hace unos
meses, y que a mí, personalmente, no me convenció, a pesar de que la crítica en
su día la ponían bastante bien. Hoy en día, no sé si se atreverían a decir lo
mismo después de un nuevo visionado.
¿Cuántas
horas me habré tirado jugando a las distintas versiones de Angry Birds? Ni
idea, pero han sido muchas. Rovio nos asombraba a todos hace unos años con este
sencillo juego de estrategia donde, una serie de simpáticos y cabreados
pájaros, cada uno con un poder, se tiraban con un enorme tirachinas para acabar
con unos ingeniosos cerditos verdes que les habían robado previamente sus
huevos.
Ni que decir tiene que los de Rovio se
hicieron de oro, y lejos de matar la gallina, o los huevos, aprovecharon el
tirón del juego para ir sacando diversas versiones del mismo, mercadeo de todo
tipo: Mochilas, lápices, camisetas, paraguas… Y claro, algún listo pensó en su
día: ¿Y por qué no hacer una película?, y claro, la idea no les hizo agua
porque esta primavera de 2016, nos presentaron, por fin, “Angry Birds, la
película”.
¿Y qué tal está? Bueno, pues en mi
opinión, entretenida. Es una película que puedes ver con tus hijos, o con tus
sobrinos, y que les va a resultar simpática, quizás excesiva en su metraje. O
puedes verla con tus colegas de cuarenta años, que han jugado contigo alguna
vez a la aplicación, y la disfrutarás igual, o quizás más, al ver muchos guiños
de los distintos juegos (hay un guiño a “El resplandor” que me hizo soltar una
carcajada, lo reconozco).
Las voces de José Mota (Chuck),
Santiago Segura (Red) y Álex de la Iglesia (Rey Cerdito) son, en la versión
española, más que acertadas. El tándem Mota-Segura siempre funciona bastante
bien, y la película no tiene mayores pretensiones que la del propio juego. La
música, variada, sorprende, porque en su BSO te encuentras desde Black Sabbatah
hasta Tone Loc, pasando por Demi Lovato o Steve Aoki, entre los que llegué a
reconocer, y alguno se me escapa seguro.
2 comentarios:
Estuve a punto de verla con mi sobrina, pero al final se decidió por Zootrópolis, que es más larga que un día sin pan y tiene pocos momentos divertidos.
Carlos, esta seguro que te gusta.
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