Siguiendo con mis entradas sobre pintores que me gustan, o al menos, que me llaman la atención mucho… Esta vez, he visto necesario, que llegue el turno de hablar, aunque sea someramente de Balthus.
Balthus fue un pintor, nacido con el S.XX, mientras Picasso terminaba sus “Señoritas”, Balthus llegaba a este mundo… Supongo que porque siempre creyó, desde joven, que había llegado tarde a este mundo, como aquel conejo paranoico de “Alicia en el País de las Maravillas”, Balthus, desde sus inicios en el mundo artístico decidió reflexionar sobre el paso del tiempo, inquietante decisión, que le mantendría alejado durante todo el siglo de los diversos artísticos que se iban desarrollando a los márgenes de su arte, de su vida. Con su pintura, desde los inicios, se va a enfrentar al paso del tiempo, buscando la esencialidad, la pureza, en los temas y en la manera de tratarlos, todo desde un estilo muy propio, inimitable.
Sus rostros, angulosos, rectos, al igual que los miembros de muchos de los personajes que representan, pueden evocar, en ocasiones, a un tardío Cezanne, yendo Balthus más allá, su preocupación por la luz, y por su enfoque, le ponen igualmente en la orbita de los maestros impresionistas, adoraba la luz del mediterráneo, y a Italia fue en su búsqueda de esa luz que él, en la pintura, consideraba espiritual.
Sus cuadros son misteriosos, proliferos, llenos de influencias que crean su propio estilo, igualmente, muchas veces así lo noté, tiene influencias surrealistas, no es de extrañar que el joven Balthus se sintiera hechizado por el arte de Breton, a sus veinte años, aunque también lo hiciera por el clasicismo italiano (sobretodo Masaccio y Della Francesca), no en vano, se crió en un ambiente cultural, refinado, y pronto se hizo amigo de artistas como Miró, Rilke (el poeta), Bonnard y aquel “chico” fauvista, ya entrado en años, André Derain.
Su temática, variada, aunque son muy reconocibles sus dibujos y obras de desnudos femeninos, de chicas que están a punto de ser mujeres, “lolitas”… Con Rilke, además, escribiría una historia sobre gatos, (“Mitsou”) su animal fetiche, muy presente en sus casi 400 cuadros, se consideraba, igual que los felinos, un ser independiente…
En fin, ya me diréis si os gusta o no, el misterioso Balthus. Besotes!!
3 comentarios:
Muy interesante. Es verdad la influencia de Masacio y del Quattrocento, y lo del surrealismo y ese ambiente gélido que, a mí, me recuerda a Chirico y ¿sabes que se sospecha que era hijo de Rilke que tuvo un affaire con su madre? Qué pedigree! ha estado muy bien el comentario.
Hola Ambar, si, lo había leido, su madre y Rilke se carteaban mucho y de ahí las sospechas, ¿Quién sabe?
Bello...
Publicar un comentario