Tras ver la primera parte de “Fullmetal Alchemist” (Netflix, 2017), que no me convenció demasiado, me he atrevido con la secuela “Fullmetal Alchemist: La Venganza de Cicatriz” (Netflix, 2022), que repite a gran parte del elenco de la película anterior, pero también los mismos errores que aquella.
Muchos personajes nuevos, muchas subtramas, una música que no me ha convencido y un excesivo metraje de dos horas que me han llevado a sentir el mismo aburrimiento que sufrí con la primera película de esta historia basada en un manga que ya es un clásico.
Y es que los hermanos Al y El están metidos en muchos líos a la vez. En la narrativa tenemos a un trío que viene de otro país buscando la inmortalidad de los homúnculos como Gula y Envidia, aquellos hombres artificiales, que vuelven a rebelarse con molestos malvados, sin el protagonismo de la primera parte al no tener a su jefa, Lujuria, con ellos.
Cicatriz, un asesino de alquimistas, cuya novia parece ser Chun Li de Street Fighter, representa la trama principal, obsesionado con acabar con todos ellos, después de que en una guerra perdiera todo, familia y país incluidos (donde todos tienen el pelo blanco).
El, además, se reencuentra con su padre, desaparecido desde hace muchísimos años, y en esta parte asume un papel más humorístico, menos serio que en la primera película de la saga, y al igual que en la anterior película, se nos vuelve a mostrar a parte del ejército como corrupto, malvado y con muchos secretos ocultos.
El final, además, es un tanto raro, casi cortante, ya que tanto El, como Envidia, y el príncipe que busca la inmortalidad, son engullidos por Gula, uno de los homúnculos, y todo acaba con un “Continuará”...
En definitiva: Caótica, larga, aburrida y bastante tostonazo, como la primera. Vuelven a sobreactuar algunos actores y hay una sobrepoblación de personajes y tramas que no son resueltas satisfactoriamente, o muy rápido o con cierto lío. En cuanto a localizaciones, esta tira más de estudio, efectos especiales y cromas, sin llegar a ser las batallas nada del otro mundo. Habrá que ver la tercera parte, a pesar de todo.
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