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sábado, 28 de mayo de 2022

Black Mirror (Quinta Temporada, Netflix, 2022)

 

        La siguiente entrada contiene revelaciones, o spoilers, por variar. Algo que si sigues el blog, sabes que es muy habitual en mí. Lee bajo tu responsabilidad.


        A pesar de que la serie “Black Mirror” se estrenó hace ya unos buenos pocos años (2011), y me he visto todos los episodios, algunos varias veces (incluso los he puesto en mis clases, “15 millones de méritos” es el que más), nunca me dio por escribir, o dedicarle, ni siquiera unas escuetas líneas en el blog, y no sé muy bien ni la razón del porque no.


        Ha sido la llegada de la quinta, y por ahora, última temporada, aunque ya hay anunciada una sexta, lo que me ha hecho decidirme por dedicarle unas pocas líneas en el blog, de manera somera y resumida.


        “Black Mirror” se caracteriza por tener pocos episodios por temporada, pero con una narrativa y un contenido que va desde la crítica social (que es lo que más me interesa), a mundos utópicos donde la tecnología, y muchas veces sus peligros, son protagonistas de lo que acontece, superando en muchas ocasiones a los seres humanos.


        En esta temporada tenemos tres episodios en los que dicha tecnología, irreal en algunas de sus facetas, puede llegar a ser punto de reflexión por parte del espectador.

        En “Striking Vipers”, tenemos una historia un tanto homo-erótica con el pretexto de un videojuego de lucha, tipo “Street Fighter”, de fondo. Una pareja de amigos, heterosexuales, descubren una nueva manera de tener sexo (entre sí) a través de sus avatares del juego. Interesante, bien planteada, no llega a explotar todas las consecuencias (me he preguntado por qué siempre cogen los dos mismos personajes, a pesar de cambiar escenarios), y quizás depende mucho de determinados clichés como el de la posibilidad de romper un matrimonio, que quizás no funcione, y que haya que salvar a toda costa.

        En “Añicos”, la presencia tecnológica viene de la mano del daño que puede llegar a hacer una red social, que afecta a la vida de sus usuarios, auténticos drogatas de dicha red (eso es tan real como la vida misma), y como el gurú de turno no se da cuenta de las consecuencias de su creación hasta que ya es tarde… Igualmente, reflexiva, aunque tal vez larga, y con un punto de humor (basado en la policía fundamentalmente) un tanto casposo y un tanto visto.

        Finalmente, en “Rachel, Jack y Ashley Too”, tenemos el fenómeno de las cantantes pop que están en redes sociales de todo tipo, plataformas de streaming y que mueven a masas de nenes mojigatos con sus letras tontas, pero pegadizas. Pelos de colores, familia malvada y un par de hermanas muy diferentes entre sí, hacen de esta “Black Mirror”, muy suavecita y muy al estilo adolescente blandengue, uno de los episodios quizás con menos tirón para el espectador adulto. Con una Miley Cirus de protagonista que parece tener mucho en común con su alter ego de ficción.

        En general, entre las tres, siempre se sacan moralejas. Episodios más flojetes, más ñoños y menos oscuros que otros anteriores de la saga, pero no por ello, deja de ser una serie interesante y a tener en cuenta a la hora de ver algo nuevo. Recomiendo, aun así, las primeras temporadas, que volveré a ver e intentaré escribir alguna entrada al respecto.

2 comentarios:

Ainhoa dijo...

No he visto todos los episodios, de hecho solo 3 incluyendo striking vipers, pero me parece una serie muy bien diseñada, tanto por la variedad argumental con espíritu crítico siempre de fondo, tanto por los elencos

Duncan de Gross dijo...

Mil gracias por tu comentario Ainhoa.