Atención: Esta es una opinión personal, muy personal, llenita de
revelaciones sobre la Primera Temporada de “Vikingos: Valhalla”. Allá tú si
quieres que te reviente la serie… Estás avisado, avisada…
La
serie “Vikingos” (2013) comenzó a ilusionarme, para parecerme un tostonazo sin
mucho sentido en sus dos últimas temporadas. Me pareció que el guionista
principal perdió el Norte (nunca mejor dicho), y la serie tenía muchos frentes
abiertos, inabarcables en una sola serie.
Por
ello, quizás, me he acercado con miedo a la Primera Temporada de “Vikingos:
Valhalla” (2022). Y, efectivamente, algunos de mis miedos se han confirmado,
mientras que por otra parte, algunas partes de sus ocho capítulos, me han
enganchado y me han parecido bastante interesantes.
Vayamos
por partes. En el primer episodio nos encontramos a un grupo de alegres hippies
woke que viene de Groenlandia, según ellos, pero bien podrían venir del Womad
de Cáceres, y que llaman poco, poquísimo la atención. Son veganos,
vegetarianos, vegetales y vikingos paganos. Hablan con las piedras y oyen el
rumor de las aguas. Hasta ahí, más o menos normal.
Entre
el grupo viene un tal Leif Erikson, hijo de Erik el Rojo, que sabemos que fue
el vikingo descubridor de América, por la zona canadiense (la famosa Vinland de los Cantares), unos cientos de años
antes de la llegada de los malvadísimos españoles. La misión de tan peculiar
grupo es vengar la violación y posterior tortura de Freydís, una joven escudera
(hermana de Leif según las viejas tradiciones groenlandesas) a mano de un
cristiano, algo que se resuelve con bastante celeridad.
A
partir de aquí, nuestro simpático grupo se divide en dos, o mejor sufre una
escisión. Freydís se vuelca en conocer más de su bella religión pagana,
mitológica, que consiste en hacer sacrificios humanos de vez en cuando y
escuchar a los bosques, mientras que mantiene una relación con un cristiano,
descendiente del mítico rey Harald. Y el grupo de Leif, se mete en la conquista
de Inglaterra, en la que caen casi todos a la primera de cambio.
Bien.
Vamos bien… Ahora aparece una condesa negra, afrodescendiente. Mal, ya la hemos
jodido. Y hay más afrodescendientes pululando por Escandinavia libres, algunos
guerreros, otros comerciantes. Mal Neflix, ya le has metido la patada a los
libros de Historia. Que sí, que muy bonito, que si la diversidad y todo lo
demás… Pero sabemos que no fue así.
Este
personaje, seguramente, está basado en la figura de Hakon Eiriksson, el cual
fue un hombre, conde, y que tuvo un final muy diferente al de la serie. Pero a
Netflix, ya lo sabemos, esto le da igual.
En
Inglaterra, nos encontramos una batalla espectacular en el cuarto episodio, que
acaba con el rey de Inglaterra preso (Edmundo), algo que también sabemos que no
fue así, sino que este fue derrotado en una batalla posterior por el Rey Canuto
y los vikingos no derribaron el Puente de Londres ni entraron en dicha batalla
en la ciudad siquiera.
Una
vez aquí, ya nos ha quedado claro que los vikingos pasan por una crisis de fe.
Los hay que quieren seguir con la verdadera religión, la de Thor, Odín y
compañía, cuyo centro neurálgico se encuentra en Uppsala. Y los que siguen a un
falso dios, el de los cristianos, que son sádicos, malvados, despiadados y no
ayudan a las ancianitas a cruzar la calle.
Tras
la muerte del rey de Inglaterra (que no murió de la manera que nos explican,
pero ya todo nos da igual), damos un salto al asedio cristiano a Kattegat en el
octavo episodio (lo demás es relleno). Este último episodio es realmente chulo,
espectacular, por la batalla que presenta y porque se cargan a personajes que
sobraban desde hacía 14 episodios. La serie tiene 8 episodios, y estos sobraban
desde antes de que empezara la serie. Dichas pérdidas, las celebré con chupitos
de aceite de girasol, que es lo más caro que encontré.
En
este episodio me rayó bastante la presencia de trabuquetes vikingos, que yo
juraría que no aparecen por Europa hasta unos cien años después, o incluso un
poco más (ese modelo concreto, me refiero), pero deja claro que los
protagonistas también pueden morir, o salir mal parados, y dejan un buen final
para una Segunda Temporada (2023) para
la que habrá que esperar un año.
Cosas
buenas: Buena ambientación en general.
Cosas Malas: Todas las mencionadas. Grave error darle patadas a los libros de Historia para buscar la espectacularidad, incluyendo la aparición del garrote vil con fines proféticos. La realidad de la Historia ya fue lo suficientemente interesante como para tergiversarla.
2 comentarios:
El párrafo del asedio a Kattegat es de los mejores delirios que has escrito aquí en mucho tiempo jajajajaja.
Es que hay cosas...
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