Atención: Spoilers y revelaciones sobre la serie a continuación,
para parar un tren (siendo extremeño es un chiste, porque no sabemos que es un
tren, y menos uno que funcione…)
“Estamos
Muertos” (Netflix, 2022) ha sido la serie surcoreana, de la que, durante este final
del mes de enero todo el mundo ha estado hablando sin parar: Tienes que verla,
está genial, no te la puedes perder… Ha sido la perorata que me ha acompañado
durante la última semana.
Y,
a ver, la serie está bien, pero no para tirar cobetes. Está basada en una colección de cómics que no he
encontrado en español (de momento), publicados entre 2009-2011, sobre la duodécima
invasión zombie que sufriría Corea del Sur durante los últimos diez años (no en
vano, se han especializado en eso, en series y/o películas de zombies con buena
calidad por lo general), pero… Después de ver los doce episodios de los que se
compone la Primera Temporada (cuando escribo estas líneas desconozco si habrá
una segunda temporada, de momento, no he leído nada al respecto), no me ha
aportado una visión nueva sobre el género, y creo que seré (al parecer) de los
pocos que la olvidarán en un mes y medio.
Y
es que, a estas alturas, el género tampoco es que pueda añadir mucho más de
condimento a los típicos virus que
convierten a la gente en zombies, y cuya transmisión es por mordeduras, dejando
al aire litros de sangre y carne revuelta, cuando no tripas, donde cae todo el
mundo y donde para acabar con los zombies le tienes que abrir bien abierta la
cabeza de un tajo, un disparo, o un flechazo certero.
En
la narrativa de “Estamos Muertos” tenemos a un profesor chiflado de Ciencias de
un instituto pijo surcoreano. Dejando la subhistoria paralela de su hijo, el
tema del acoso, que aporta poco en mi opinión en este caso… Resulta que el tipo
crea un virus que vuelve a la peña agresiva, manteniéndolos vivos incluso tras
la muerte, y cuya rabia y saciedad se resuelve al contagiar a otros. Lo
interesante hubiera sido ver zombies contra humanos, pero también zombies
contra zombies, ¿Por qué no?
En
apenas horas, el instituto pijo se convierte en una ratonera para un grupo de jóvenes,
que ven cómo van cayendo sus efectivos por cada episodio que pasa, mientras
aflora el amor, el odio, el rencor y las ganas de cagar. La llegada del grupo
de Tiro con Arco en plena pandemia, crea un subgrupo, y una narrativa paralela
en otra de las partes del instituto.
Mientras
tanto, el profesor chiflado cae en batalla, y los únicos datos que pueden cambiar
la situación en el guion están en el portátil que está en el instituto. Es una misión
fácil y casi secundaria para los militares, que, tras rescatar dichos datos, en
el que empeñan un par de episodios, (dejando a los chavales a su suerte en vez
de rescatarlos), no saben bien que hacer con dichos datos y esa rama pronto se
cierra (los videos del profesor chiflado están en todos los episodios y llegan
a aburrir, demasiada solemnidad y “la vamos a jiñar todos”).
De
igual manera, vemos las vicisitudes de un bombero por llegar hasta su hija, un
comisario de policía que se para a ayudar a todo el que lo necesite o una
política que ve sus privilegios mermados en plena anarquía. Historias
secundarias bien hilvanadas en su mayoría, entrelazadas, pero que no llegan a
ninguna parte la mayoría de ellas.
Para
hacerlo más interesante: En apenas un día, aparecen zombies mitad humanos, cuyo
virus parece ser asintomáticos: Más fuertes, listos y con los sentidos
desarrollados, algunos capaces de controlar sus instintos, y otros locos
perdidos.
Resumiendo,
porque no quiero entrar en más materia: Serie entretenida a la que le sobran
seis episodios perfectamente, que me aporta personalmente poco pero que no por
ello me ha parecido aburrida, aunque si pesadita y densa a ratos, y con un
final un tanto “Gññññññe”. La dejo a vuestra entera elección, y la me diréis
que os ha parecido.
P.D: Me ha encantado que haya una arquera en la serie, ya que el Tiro con Arco es mi deporte favorito, el cual he practicado durante muchísimos años, y suele tener poca visibilidad en series y películas.
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