“The Room” (La habitación, 2020), despertó en mí el interés al ver que estaba presenta Olga Kurylenko, que sin ser una buena actriz en mi opinión, despierta cierto interés cinematográfico en mi persona… Vamos, que me gusta la Kurylenko, que todo hay que decirlo.
Después, te pones, y a los diez minutos, ya sabes que estás viendo algo que no es muy original (incluso, podría pasar por un capítulo de “Locke&Key”, más que por una película), pero te sientes atrapado por saber cómo acaba el tema.
En la historia, tenemos la típica parejita que viene de Europa, para pasar a Nueva York, y acabar finalmente en una casa vacía, donde por cierto (¿Cómo no?) se cometió un asesinato (bueno, dos en realidad), pero que es una ganga, oiiiiga.
Él es un artista que no acaba de despegar, ella es una traductora a la que pagan poco y mal. Un buen día, el buen señor descubre una habitación secreta a base de martillazos, que se abre con una llave muy “Locke&Key”. Nada más entrar en la habitación, pide un deseo (así, tal cual, es lo más normal del mundo), y el deseo se le cumple. Pronto, la parejita pide de todo. Pero, a ella se le ocurre una idea: Ya que ha tenido una serie de abortos… ¿Por qué no pedir un bebé? Es lo más lógico… Y descubren que la habitación, para dar los deseos, pone condiciones, y aquí vienen los problemas… Y tú, como espectador, te dices: Ufffff, esto ya lo he visto…
Película entretenida, pero
sin llegar a tirar cohetes. A mí se me ha hecho cuesta arriba muy pronto, ya
que es una de esas películas en las que todo comienza a irse al traste desde
los primeros minutos, y los personajes van cambiando cada treinta segundos de
pensamiento y actitud, haciéndola a cada rato más insufrible. La dejo a vuestra
elección, si os gusta la Kurylenko, la veréis, pero no os creáis que es de sus
mejores apariciones…
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