Hoy he visto “Sordo” (2018),
película de Netflix, que bien podría haber firmado Quentin Tarantino, porque el
estilo lo tiene, con aires de western, y con mucha ficción. Basada en un cómic
de Rayco Pulido, del mismo nombre, que tengo en la estantería de lecturas
pendientes desde hace mucho tiempo.
Estamos en 1944, en plena
posguerra, y un millar de republicanos inicia la “Operación Reconquista”,
infiltrándose por los Pirineos, con el fin de conseguir la desestabilización
del régimen franquista. Pronto comienzan los tiros con los soldados nacionales,
y el pequeño grupo en el que se fija la narración, es diezmado, en gran parte,
por un error propio a la hora de volar un puente. De dicha explosión, un
guerrillero republicano, Anselmo, queda sordo completamente, y parece adquirir
los poderes de Daredevil (pero en versión sorda), ya que sobrevive en su huida,
cargándose de paso a medio regimiento, a una francotiradora, y un cuarto y
mitad de pueblo.
La película comienza muy bien,
la primera media hora me ha tenido enganchado sin pestañear, pero después
comienza a abrir tramas, subtramas e historias que no vienen muy bien a cuento,
y ya me he comenzado a perder y a mirar el reloj, mientras pensaba que el
protagonista es, sin duda, un mutante. En mi opinión, con una media hora menos,
estaría mejor. Después hay historias recurrentes que recuerdan a “Enemigo ante
las puertas” (2001), espejos y francotiradores no se llevan bien.
Hay cosas de “Sordo” que me
han dejado descolocado, como historiador mediocre que soy. Primero, las barbas
no estaban permitidas en el ejército franquista desde 1943, y la película se
desarrolla durante la operación “Reconquista” de 1944. Además, en la película
los maquis iban armados con subfusiles sterns británicos y alguno de tambor
(¿Un suomi?), algo que dudo que llegaran a tener en su lucha. Igualmente, ver a
un capitán español (requetemalvado, por cierto) con un wínchester de
repetición, telita. Y gente, muy, pero que muy bien vestida, para ser una época
en la que no había para comer, imagina para vestir. Tipas tuertas mercenarias
francotiradoras, en la URSS si, aquí... Gññññññ. Pero buen, después he pensado…
Es una distopia, o una historia ficción, y me he ido a comerme un bocata de
nocilla.
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