Con “El Último Héroe”
(2019), película rusa de acción, me he quedado Pssssss cual después de
verla. Una película que hace unos años, hubiera alquilado de un videoclub
cutre. Porque la verdad es que cosas cutres, sí que tiene por mucho que me lo
quieran maquillar de espías chulitos, y chicas explosivas.
Tenemos, por un lado, a
un grupo creado con nenes huérfanos, unos super espias rusos, llamado “Juventud”
por un militar ruso (el coronel Rodin, un tipo que no se perdía un conflicto
desde Afganistán hasta Corea del Norte). La célula ha estado muchos años
desactivada, pero cuando intentan asesinar a uno de ellos, Andrei, este le da
por ponerse chungo, intentando averiguar quién intenta acabar con “Juventud”.
Ni que decir tiene que las
escenas de acción, muchas veces sin venir a cuento abundan a cascoporro. Sin
demasiado sentido muchas de ellas, y llega el momento en que reniegas de la
narración, para ver los fuegos artificiales de tiros, explosiones,
persecuciones y puñetazos. Con una música que llega a ser cansina, y que solo
se combate con mucho sumial y trankimazin en cantidades industriales. Película
caótica, que, posiblemente olvidaré en las próximas horas, con un final abierto
a secuela.
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