A
“La Cruzada de los Inocentes” (ECC Ediciones, 2017) he llegado por dos
cuestiones. En primer lugar, porque conozco los hechos que ocurrieron en la
llamada “Cruzada de los Inocentes” o “Cruzada de los niños”, acontecida en la
primera mitad del S.XIII, y que acabó de manera catastrófica. En segundo lugar,
por la buena experiencia que tengo con las obras del mangaka Usamaru Furuya,
dibujante y guionista, autor de cómics como: “El
Club del Suicidio”, “51
Maneras de Proteger a tu Novia” o “¡Quiero
ser asesinado por una colegiala!”, por citaros algunos de los que podemos
disfrutar en español…
El
caso es que este es el primer cómic de una trilogía, basada en un hecho en el
que no tenemos muchas referencias, aunque rulan estudios por internet bastante
interesantes. La historia se desarrolla en Francia (otros te dicen que fue en
Alemania, o que hubo un movimiento paralelo por allí), en la que a un joven
pastor, se le entrega una flauta que obra milagros (tipo Flautista de Hamelin).
El pastorcillo, llamado Étienne, pronto promulga una Cruzada contra los
malvados infieles que retienen Tierra Santa. Allí donde los Cruzados se han
dado de bruces, triunfarán los nenes con su inocencia y su virtud, o al menos,
esa es la idea.
De
12 niños originales, se pasa a varios miles y algunos adultos, cuando al ir
pasando por los pueblos, se les unen nuevos críos en tan peculiar cruzada. De
paso, arrasan con toda la comida y víveres allá por donde pisan, prefiriendo en
algunos pueblos a una plaga de langostas que a estos milagrosos nenes, que a
veces curan al personal al son de la trompeta celestial.
El
cómic es muy interesante, ya que, a pesar de sus comprensibles licencias,
muestra muy bien como la Cruzada pasa de ser pura alegría y alborozo, a una
pesadilla donde algunos críos acaban con prostitutas, a la par que almacenan
tesoros y comienzan a surgir rivalidades y malos rollos entre ellos. El dibujo
no me ha convencido, pues hay personajes masculinos que he llegado a equivocar
con chicas, y me han llegado a parecer “todos iguales”. Aun así, os lo
recomiendo, y me leeré, sin duda, los dos tomos restantes, aunque sé (por ser
un hecho histórico) como acabará el tema…
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