De
vez en cuando nos llega desde Rusia, alguna película basada en la Segunda
Guerra Mundial. La verdad es que cada vez escasean más, y ellos nos suelen
regalar una o dos interesantes por año, como mínimo. En esta ocasión, he tenido
la oportunidad de ver “1942: La Gran Ofensiva” (Amazon, 2019), que, a
diferencia de películas basadas en los asedios de Leningrado y Stalingrado, se
basa en la batalla de Rzhev (más bien, batallas en plural) según las memorias
de Vyacheslav Kondratyev, y que fue fundamental para dar un primer paso para la
contraofensiva soviética.
Estamos
en 1942. La Operación Barbarroja ha llevado a los nazis a invadir la URSS, a
pesar de su Tratado de No Agresión (Brest-Litovsk). Los soviéticos se tiran en
masa a defender a su país y echar a los alemanes usando a miles de hombres como
carne de cañón, protagonizando encarnizadas batallas.
La
película comienza con ocho minutos de pura acción, con la toma de un pueblo por
parte de los soviéticos. Tras ello, la media compañía que queda, deberá
aguantar los embates nazis que les vienen en oleadas mientras el Comisario
Político de turno, y un subteniente idiota, dicen las gilipolleces de rigor.
La
narrativa tiene momentos en los que se te hace muy larga, extremadamente lenta
durante toda una hora, con grandes reflexiones y pensamientos por parte de los
soldados, aparte de los malos rollos que se traen unos y otros. Con cuarenta
minutos menos, hubiera salido una película más masticable. Las escenas de
acción, escasas, pero bien propuestas y presentadas. Se echa de menos algún
tanque, algún stuka (aparece un avión alemán de reconocimiento que no he
logrado identificar, lo más parecido sería un FW 189, quizás puedas ayudarme con esto, ya que aparece en el cartel de la película)… Si te gusta la temática,
pasarás un rato entretenido.
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