Mis Redes Sociales

Mis Redes Sociales.
Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en TikTok  Sígueme en Twitter

sábado, 7 de septiembre de 2024

Eileen (2023)

 

       Basada en un libro que no me he leído, ni me pienso leer, “Eileen” (2023), o como se la ha traducido en España, “Mi nombre era Eileen”, que ya son ganas de complicarse la vida, es una película estadounidense de 2023 que nos trae como protagonistas a Anne Hathaway y a Thomasin McKenzie, en un psico-drama, un thriller carcelario, basado en los Estados Unidos de los años 60…

        ¿Qué tenemos en la narrativa de “Eileen”? Vamos a ir directamente al grano… Estamos en Massachusetts, y es 1964. Eileen (Thomasin McKenzie) es una joven funcionaria de prisiones, bastante insulsa y anodina, que vive con su padre, un antiguo policía alcoholizado, que tiene amenazado a medio vecindario, sobre todo a los luteranos, a los que no puede ni ver en pintura.


         Eileen pasa sus días en un trabajo malpagado, poco gratificante, y fantasea con encuentros chenchuales con compañeros de trabajo, que nunca se hacen realidad, y además tiene otros de otro tipo en los que se carga a su padre o ella misma se quita de en medio con el arma de su viejo.

         Un día, llega a la prisión, o más bien correccional, una nueva psicóloga, Rebecca (Anne Hathaway), una licenciada de Harvard, neoyorkina, sofisticada e interesante… Y claro, su presencia en la triste, monótona y grisácea vida de Eileen es como un antes y un después.


       Pronto las dos congenian, y Eileen comienza a salir con ella, comienza a arreglarse, y esto le traerá encontronazos con su padre, que no ve con buenos ojos los cambios de comportamiento de su hija, y de hecho, él está convencido de que está saliendo con algún chico y que ella no se lo quiere confesar.

        En Nochebuena, Rebecca la invita a ir a su casa, y lo que parece que va a ser una velada entre dos chicas, dos amigas, se va de madre, porque Rebecca le confiesa que esa no es su casa, y que en realidad tiene allí secuestrada a la madre de un joven preso, la señora Polk.


         Hasta aquí la película no me estaba contando realmente nada, o muy poca cosa, y es una hora de metraje, pero en la confesión de Rebecca hay un punto de inflexión en el argumento, y la trama comienza a hacer aguas como un portaviones japonés en la Batalla de Midway. Y debería haber comenzado a sospechar cuando Rebecca le abre la puerta a Eileen para que entre en casa y se la ve peleándose con un supuesto gato, que se ve a la milla que es un peluche de un bazar oriental.

        Rebecca ha ido a sonsacarle información a la Señora Polk, sobre lo ocurrido en su casa, donde supuestamente su malvado hijo asesinó a su padre, un ex-policía, y la propia señora ha acabado secuestrada, atada y golpeada en el sótano de su casa. Rebecca le confiesa a Eileen la situación, que, en un principio quiere huir, pero pronto se ve involucrada, con la pistola de su padre en mano, apuntando a la Señora Polk.


         La pobre mujer acaba confesando que mató hasta Manolete, y aun así accidentalmente Eileen le mete un tiro, y ante los gritos, entre las dos la rematan y deciden echarle la culpa al padre de Eileen, por borracho y capullo. Un plan perfecto.

        Este último tercio de metraje, que por cierto tiene un total de una hora y media, es demasiado forzado en casi todos los aspectos. Yo no lo he visto venir realmente, pero deja en el aire muchos interrogantes al final: ¿La policía se tragó el anzuelo de cargarle el muerto al viejo?, ¿Qué fue de Rebecca?, ¿Sentía Eileen una atracción chenchual por ella y esperaba que la vaina acabara con las dos juntas o pretendía al menos un encuentro?


        Todas esas preguntas quedan sin respuesta mientras comienzan a salir los primeros créditos que recuerdan a aquellos que se usaban en las películas de los setenta y ochenta, y te quedas con cara de bobo.

        En definitiva: A lo dicho, habría que añadir una atmósfera densa, bastante oscura durante casi toda la película, fría y triste, en relación a la época del año en que se desarrolla y a la propia vida de Eileen, a la que le suelta el padre en un momento dado, una frase lapidaria: “Hay gente que solo está para figurar, tú eres una de ellas Eileen”. Buenas interpretaciones, buena fotografía, pero demasiada ida de pinza en su final, un tanto decepcionante, aunque a veces la vida supera a la ficción, de nota no puedo darle más allá de mi 5 reglamentario, como viene siendo habitual en mí. Si la veis, ya me diréis qué os pareció.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Holly (2023)


          Con una hora y media de metraje, “Holly”, que suena en inglés como sagrado, aunque se escribe con una L menos, es una producción belga de 2023 que en España hemos traducido y titulado como: “La Chica que sanaba”, así… Tal cual, y es que en esto de poner títulos a las películas somos unos cracks, aun no me explico porque no traducimos “Titanic” como “El barco que se chocó y se hundió por culpa de un cubito de hielo”… Habríamos triunfado a nivel mundial…

        El caso es que “Holly” es una película que me ha resultado curiosa en su planteamiento, pero que no arriesga, y al no arriesgar, me ha hecho mirar el reloj en un par de ocasiones, bostezar y bufar como un gato ante un congénere a las tres de las mañana.


        Me vais a permitir que use el título original durante esta película, porque de verdad que el título en español me parece una horterada, y aparte podríamos decir que no es del todo correcto… ¿Qué nos vamos a encontrar en “Holly”?

         Pues en la narrativa nos encontramos con una chica adolescente, que va al instituto, que sufre acoso, la llaman “Bruja”, y que solo tiene un amigo que arrastra diversos problemas como ella, incluyendo a una madre que lleva años sin levantarse del sofá y ya se ha mimetizado con el mismo.


        Un día, tras recibir el pertinente acoso por parte de sus alegres compañeros de clase, presiente que al día siguiente va a suceder algo malo en el instituto, no sabe bien qué es, pero tiene muy claro que debe quedarse en casa Si o Si.

        Ella misma es testigo de una enorme humareda que presagia el desastre en el instituto, donde han fallecido por causa de un incendio algunos de los alumnos del Centro, entre los que se encontraba algún acosador también, aunque esto no es difícil, porque prácticamente la maltrataba todo el instituto.


        Nueve meses después, es invitada por Anna, una profesora que busca desesperadamente quedarse embarazada, a que les acompañe a una convivencia de amigos y familiares de aquellos chicos fallecidos en el incendio, como parte de un grupo de voluntarios, junto a otros chicos.

        En esa misma convivencia, Holly se muestra dispuesta a escuchar, repartir abrazos y dar la mano a estos familiares, que, tras estar con ella, sufren una especie de catarsis, de Paz Interior, que les hace irse de la excursión y de la jornada de convivencia a sus casas plenamente reconfortados.


          Anna pronto se da cuenta que Holly tiene un don, pero no sabe bien como reaccionar a ello, y solo la observa de cerca. Holly sigue a partir de este hecho, repartiendo abrazos, hablando con gente que tiene problemas, o que ha perdido a algún ser querido, y más pronto que tarde, la gente que se siente bien y reconfortada con ella, la premia y la recompensa con dinero y otros menesteres que Holly no rechaza.

          Con los días, cada vez más personas recurren a ella, y la situación comienza a agobiarla, aunque tampoco sabe como salir de ese bucle que se está creando. Aquí la película falla, porque nos presenta a la chica, la situación, seguimos la narrativa, el supuesto nudo es un atar de cordones de zapatillas, y el desenlace que es el final cierra con una oportunidad perdida, y con un: “¡¡Venga yaaa!!”, que es lo que he soltado porque cierra bastante mal este drama adolescente con tintes de santidad, o de sobrenaturalidad, que quizás podría haberse exprimido más o de otra manera.


          En definitiva: “Holly”, o “la Chica que sanaba”, tiene una excelente interpretación de su actriz principal, una Cathalina Geeraerts que hace muy creíble el papel, pero poco más me ha convencido de esta producción belga. Toca varios palos, como el acoso escolar, las relaciones interpersonales, la soledad, la necesidad de llenar vacíos ante la marcha de seres queridos, la creencia en la esperanza y los milagros ante determinadas situaciones, pero son solo breves toques, y como os decía al principio, no arriesga, y quien no arriesga, simplemente no gana.

         Creo que le sobra metraje, unos quince minutos largos de esa hora y media, y te va a contar exactamente lo mismo. De nota le pongo un 5 ajustado, y dando muchas gracias. Buena idea, bien planteada, pero hasta ahí. Echadle un vistazo y ya me diréis.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Kinds of Kindness (2024)


 

       Con un metraje de dos horas y cuarenta minutos, y con mucha tela que cortar de por medio, he tardado dos días, dos tardes, en ver la película irlandesa “Kinds of Kindness”, que en España no hemos traducido, y hemos mantenido en su título original, y ya es raro, porque solemos ser dados a las traducciones, y esta hubiera tenido un título tan sencillo como “Tipos de Bondad”.

        “Kinds of Kindness” nos presenta durante todo su recorrido tres relatos, tres historias, tres películas en una, a cual más surrealista, ida de pinza u onírica, según te pille el día, protagonizadas las tres por un cuarteto de lujo, que han debido tomarse este metraje, supongo, como un ensayo teatral, y como una especie de superación en plan “Yo puedo hacer esta ñorda, claro que puedo, carajo”.


        Nuestros héroes son: El primo perdido de Matt Damon, Jesse Plemons. Emma Stone, Willem Dafoe, Margaret Qualley, y entre los secundarios reseñables: Hong Chau y Mamoudou Athie.

         “Kinds of Kindness” es lo que llamamos “Cine de Autor”, y como suele suceder con este tipo de cine, y con el Independiente ocurre algo parecido, es que o lo enganchas tempranamente y te lleva en volandas o te pones a buscarle un sentido y no lo encuentras, y si la ves en pantalla grande, te sientes tan estafado, que cuando sales, te llevas un toallero o la tapa de un WC del Cine, para compensar las perdidas económicas, o el dolor de cabeza…


         Como os decía, la película está conformada por tres relatos. Las tres tienen en común a R.M.F, un tipo gordete, calvete, que no dice ni pio en toda la película, pero que es el hilo conductor de las tres narrativas., junto a un piano que es aporreado a ratos por las patas de una zarigüeya, y a ratos por alguien que ha equivocado las infusiones de estramonio con las de manzanilla.

        La primera historia, que es la que más me ha gustado de las tres, y lo de gustado ponerlo entre comillas, se titula “La Muerte de RMF”: en esta historia, un bigotudo Plemons estrella su coche contra el pobre RMF para hacerle la pelota a su jefe, Willem Dafoe, con el que mantiene relaciones chenchuales esporádicas, mientras Dafoe le da medicamentos a la mujer de Plemons para que no tenga hijos. Plemons es obligado por Dafoe a tener accidentes porque su obsesión es cargarse a alguien, y eso los pone a todos chenchualmente muy nerviosos, y excitados, como en la película del 96, “Crash”, pero como Plemons falla en sus intentos, le viene de todo encima hasta que lo logra… Surrealismo puro, ida de pinza brutal, diálogos escritos por un mono puesto de anfetas hasta el culo.


         En la segunda historia, “RMF está volando”, Plemons es un policía al que mentalmente le supera una cabra en bicicleta. Su mujer, que había desaparecido en un naufragio, vuelve muy cambiada y él sospecha que no es ella, por su manera de hablar, comportarse y porque está más salida que el pico de una mesa.

        Para comer, ella se corta un dedo y se lo da de comer. Y fallece cuando le pide que le cocine su hígado, algo a lo que ella accede, y se hace un harakiri antológico para sacarse el órgano, pero la crack no había medido que si te sacas tu propio hígado sin anestesia, es posible que te quedes en el sitio, algo que le ocurre mientras que Plemons recibe a su verdadera mujer que ha llegado a la puerta sin dar mayores explicaciones. Aquí el director, nos mete algo de escenas chenchuales, que junto al gore y la violencia, conforman un relato que te deja con el culo torcido y diciendo: ¿Qué carajo acabó de ver? Mención especial para un gato negro, que es lo único auténtico e interesante que vas a ver.

          Aquí corté, me fui a comprar orfidal a granel, y dejé la tercera historia para el día siguiente, titulada: “RMF come un sandwich”.


           En esta historia, Plemons tiene menos protagonismo, y va como disfrazado de alguien que no terminó la EGB ni a tiros. Emma Stone y Plemons buscan a una persona que sea capaz de resucitar a los muertos. Pertenecen a una secta dirigida por Willem Dafoe que se trinca todo lo que se mueve, vive a tutti plein y castiga al personal paseándose con un bañador naranja que debería ser delito federal. De manera muy parecida a la primera historia, el personaje de Stone pierde el favor del Amado Líder, y ve necesario encontrar a esa persona que busca la secta desesperadamente, encontrándola en una clínica veterinaria, siendo testigo de como resucita a RMF que estaba muerto.

Entonces, la droga, la secuestra y cuando la lleva camino de la Secta, tiene un accidente y la veterinaria rompe la luna del coche muriendo en el acto. Reconozco que aquí me desternillé de risa, junto a una escena donde la veterinaria, Margaret Qualley, se tira a una piscina vacía para demostrar sus diabólicos poderes de resurrección.

          En los créditos finales, vemos a RMF manchándose la camisa con Ketchup mientras se come un perrito, no un sándwich.


           En definitiva: Película para los muy cafeteros, entre los que no me encuentro actualmente. Hace 35 años hubiera flipado con esta película, pero hoy por hoy la veo tremendamente absurda, larga y un tanto bodrio. Técnicamente abusa del picado bajo, pareciendo que está rodada por un cámara de rodillas o directamente sentado en el suelo. Tiene un par de puntos, que, de absurdos, me han hecho soltar una carcajada. De nota le doy un 4, y la dejo a vuestra entera elección, puedo entender que esta película pueda gustar a cierto publico, pero conmigo no ha funcionado… La dejo por aquí.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Aftersun (2022)

 

        “Aftersun” es una película británica de 2022, de las llamadas indie, o de cine independiente, que hace cuarenta años me hubiera despertado otros sentimientos más reflexivos de los que ha logrado en esta ocasión, siendo yo ya un viejo y gruñón boomer, de pelo canoso y muchos tiros dados.

         Con un metraje de una hora y treinta y cinco minutos, en “Aftersun” seguimos a Sophie, una chica de once años, que pasa unas vacaciones en Turquía junto a su padre, en pleno auge de “La Macarena”, y con una cámara de vídeo en la mano donde va grabando los momentos que comparte con su padre…


        La llegada al Hotel, la piscina, las relaciones con otros británicos como ellos, el billar o las recreativas junto a la crema solar, imprescindible, más si eres de la Pérfida Albión, la afición del padre por la meditación y el Tai-Chi y las excursiones esporádicas… Se dan cita en los días que comparten padre e hija, sin aparentemente mayores sobresaltos, que nadar en el mar junto a los pulpos, o el primer beso que le da un chico a Sophie, todo grabado en una cámara de vídeo casera que teníamos gran parte del personal hace treinta años, y en las que se ven muchas veces imágenes desenfocadas o grabadas de aquella manera.

        En realidad, durante la película no sucede nada. Absolutamente nada que la vida normal y corriente del padre y la hija, sus conversaciones familiares, que es lo que han hecho o van a hacer, y solo rutina es lo que pasa delante de nuestros ojos.


       Entonces… ¿Qué interés puede tener una película que te muestre durante poco más de una hora y media este día a día y esta relación? Pues si te acercas a ella, debe ser desde lo visual, lo poético y las ganas de conectar con los sentimientos que se expresan en ella: La paternidad, la luz del verano, la relaciones tan especiales que pueden llegar a sentir las hijas con los padres, la búsqueda de empatía en lo que ellos viven, y… Algo un poco más oscuro que solo nos es revelador, y de manera bastante sutil al final de la película… La memoria que nos quedan de los que ya no están entre nosotros, y la huella que nos dejaron, porque solo al final te das cuenta, cuando ya ves a una Sophie adulta en un salón viendo la cámara, aquella cámara que usaba veinte años antes junto a su padre, que él ya no está y que partió después de aquellas vacaciones junto a su hija en Turquía…

        Huid como de la peste los que buscáis una película con presentación, nudo, desenlace y epílogo, aquí no hay estructura clásica cinematográfica, y en ese aspecto la película te puede llegar a resultar plana, y si no conectas con ella pronto, te llegará a parecer perfectamente aburrida.


         Bien de fotografía, bien de una música de la que no abusa y que incluso nos hace un guiño en los minutos finales respecto al padre con la canción “Under Pressure”, buenas interpretaciones, sobre todo de la chica que hace de Sophie-niña, que desprende una química muy creíble a lo largo de toda la película…

         “Aftersun” no es una película para todos los públicos, e incluso si andas desanimado o no estás pasando una buena etapa, es mejor dejar de lado y enfrentarse a ella en otra ocasión mejor.


        Esta es la típica película que si la hubiera visto hace 30-35 años, habría salido del cine ajustándome la bufanda, mesándome la perilla y soltando cualquier sofisma… Hoy por hoy, tiroteado por la vida, demasiado viejo y no tan reflexivo, prefiero pasar a otras cosas. La nostalgia, a veces, es un ancla peligrosa.

         De nota le doy mi riguroso 5, y la dejo a vuestra entera elección. Creo que con un metraje de una hora y cuarto funcionaría mejor, y llegaría a su objetivo con la claridad que en parte le falta. Es una película que gustará a touroperadores turcos, turistas británicos y jugadores de billar, y que no le va a hacer nada de gracia a vendedores de cámaras de vídeo… La dejo por aquí.

sábado, 31 de agosto de 2024

Guerra de Narcos (2023)

 

        La película “Guerra de Narcos”, de 2023, me ha servido como excusa para ver una producción china, algo que no suelo hacer habitualmente. La verdad es que tengo un poco de lío, porque la película se presenta en su ficha técnica en algunas webs como una producción Hongkonesa, y en otras como una coproducción china-hongkonesa, pero como hasta donde sé, Hong-Kong es una de las Regiones Administrativas Especiales chinas, junto a Macao desde 1997 y 1999 respectivamente, vamos a decir que la película es china…

         Vamos a ir al grano después de la divagación… “Guerra de Narcos” te ofrece lo mismo que te pueden dar otras películas del género de acción policial, con agentes infiltrados, tiros, amapolas y derivados de por medio, traiciones y continuos saltos en el espacio-tiempo sin necesidad de un condensador de Fluzo, pero con grandes escenas de acción que merecen la pena.


         En la narrativa tenemos a Wing y Billy, que lo mismo podrían haberse llamado perfectamente Jimmy y Billy y dedicarse a rescatar a chicas secuestradas. El caso es que los dos son dos policías infiltrados en una maléfica organización de trafico de cosas raras y malas y derivados adyacentes (no le hacen asco a nada) dirigidas por un tailandés, Suchat, que antes hacía caramelos masticables, los famosos Sugus de Suchat (mi preferido era el de fresa), pero comenzó a dedicarse a cosas malas y raras, y cambió los caramelos por las amapolas, que son más rentables en el mercado asiático.

          Al poco de comenzar la película asistimos a un tiroteo antológico de varios minutos de duración, que deja como resultado dos fallecidos por encontrarse en las trayectorias de las balas, y algunos detenidos. La tapadera de Wing queda descubierta al cambiarse de bando como si fuese Italia en una Guerra Mundial, pero milagrosamente Suchat huye con un Billy malherido, pensando que ese seguía siendo de los suyos. Se montan en un contenedor de los que salen en el programa “Container Wars”, y afortunadamente para ellos, acaban en Tailandia, porque si llegan a acabar en Yanquilandia, por el estado en que llegan, no les hubieran dado ni veinte dólares.


        Una vez en Tailandia, Suchat ensaya su risa diabólica, incluso se plantea en volver a fabricar caramelos, aunque no hay muchas diferencias en las disputas con la competencia en este sector, también lo suelen resolver a tiros.

        Finalmente se deciden seguir en el negocio de traficantes porque son unos sentimentales y unos románticos en el fondo. Billy es curado de sus heridas por una chica que vive en las montañas entre Tailandia y Myanmar, y en los tres meses y medio que ha estado inconsciente, le han hecho un corte de pelo y la barba a la moda en mitad de la nada. Acaba enamorado de ella y de su abuelo adicto al Opio, que, cuando se muere, lo entierran en el jardín de casa.


          Y Suchat, que se aburre en Tailandia, se une a un comandante local que posee un pequeño ejército y el monopolio de la producción de todo tipo de cosas con las que traficar, con lo que vuelve al ruedo por la puerta grande.

          La llegada de Wing a Tailandia destapará la coartada de Billy, y pondrá en peligro a su novia tailandesa y a todo el operativo, desatando una guerra donde deberá intervenir el ejército tailandés para detener a Suchat y al resto de la cuchipandi...


       En definitiva: Con dos horas largas de metraje, “Guerra de Narcos” es una interesante propuesta de cine de acción, que quiere contar muchas cosas, y que se pierde de tanto contar y tantos viajes en el espacio-tiempo. Tiene a su favor que las escenas de acción, con tiros y explosiones por doquier, emboscadas y un poco de artes marciales, son bastante buenas y bien realizadas. Tiene en su contra que le sobra media hora larga… Aun así, puede llegar a entretenerte y no es una película a descartar si tu interés es pasar el rato.

        De nota le doy su riguroso 5, y os recomiendo su visionado si os va el género. Esta película le gustará a policías chinos infiltrados en mafias, y gente que viaja de incógnito en contenedores, y no le va a gustar mucho a pilotos de combate tailandeses.