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lunes, 25 de noviembre de 2024

Smile 2 (2024)

 

        En 2022, la película de terror estadounidense “Smile”, fue todo un exitazo, a pesar de que a mi no me llegó a convencer del todo, aunque reconocí en su día que tenía buenas interpretaciones y que la actuación del gato Bigotes había sido espectacular… Dudé en darle un 5 de nota, pero finalmente me quedé en el 4,5, por las lagunas que tenía la narrativa, fundamentalmente, sin olvidar los saltos de tres millones y medio de decibelios que se gastaba el técnico de sonido (que me dejó sordo con un pitido en los oídos un par de semanas), y su metraje, que me pareció exageradamente largo para lo que nos iban a contar.

         Dicho éxito ha conllevado que dos años después, en 2024, tengamos “Smile 2”, que ha vuelto a tener muchas, variadas críticas, gran parte de ellas positivas, y en donde esta vez, el presupuesto ha aumentado unos diez millones respecto a la primera, se han quitado de encima ese aire de película hecha por tres colegas en dos fines de semana, y en dos meses ha arrasado en taquilla, no solo en Estados Unidos, donde lo han petado con unas ganancias (cuando os escribo y os hago esta reseña), de 134 millones de dólares, que no es moco de pavo.


         Parker Finn, director y guionista de las dos entregas basadas en un cuento que él escribió ya hace unos años, ha encontrado en “Smile” una verdadera mina por explotar dentro del terror psicológico, con un ente o una posesión demoníaca, aún no me ha quedado muy claro a qué nos enfrentamos, pero si su “Modus Vivendi” y su manera de actuar, que puede dar para varias entregas más si sabe hacerlo bien, y con una buena sonrisa de por medio.

          “Smile 2”, o “Sonríe 2”, como se le ha llamado en algunos países de Hispano-América, tiene un metraje de dos horitas, y es una de esas películas donde más gazapos he visto, que es algo en lo solo me suelo fijar normalmente en las películas históricas, pero son más o menos perdonables en pos de un guion que a veces se vuelve frenético, o que en sus minutos finales parece que no sabe por donde ir, por donde tirar.


          Algo que me ha gustado desde un principio de su narrativa es precisamente su comienzo, pues enlaza muy bien el final de la primera parte, ya que narrativamente solo han pasado seis días, y el ente sonriente sigue pasando de cuerpo a cuerpo, dejando tras de sí todo un reguero de muertos, destrucción y sonrisas al más puro estilo del Bromas, como llaman algunos al Joker.

          Así nos encontramos al agente Joel intentando pasarle a unos traficantes de droga al ente, para que se lo queden y que se echen unas risas entre ellos. La verdad es que lo consigue tras un par de muertos, un balazo y algunas magulladuras, pero al cruzar la calle cantando “En un país multicolor”, lo atropella uno de esos coches gringos a los que te tienes que subir con ayuda de una escalera de cinco peldaños.


         El ente es heredado por un tipo que iba a comprar sustancia, que acaba rápidamente con su propia existencia demostrándonos que hacer pesas de manera incorrecta puede acabar mal sin la supervisión de un monitor.

           El ente entonces pasa a Skye, lo hereda en una vorágine de como hacerse una cara nueva sin anestesia. Skye es una cantante pop, una especie de Lady Gaga de Tercera División, o al menos, eso me ha parecido a mi, que me ha recordado mucho a ella y a todo el rollo que se trae… Que intenta lanzar su carrera después de un accidente trágico que acabó con su pareja en el hoyo, y a ella con una cicatriz del tamaño de la Catedral de Badajoz desde el pecho hasta su polo sur magnético.


          Lo malo es que es muy difícil relanzar una carrera si tienes que estar pendiente de los ensayos, las dietas, los fans, tu madre, tu representante... Y un ente diabólico que intenta volverte loca, y claro, comienzan los sustos, algunos de los cuales harían las delicias de mis admirados Junji Ito o Shintaro Kago, pero con un promedio ligeramente menor en cuanto a decibelios se refiere…

         En definitiva: A pesar de que la película sé que se rodó en apenas ocho semanas, se ve que a aquí se lo han trabajado más respecto a la primera parte de la que ya considero una franquicia de terror, porque al parecer, según mentideros españoles, para 2026 tendremos tercera entrega y desde luego, el final de esta “Smile 2” así lo da a entender. Me ha entretenido, aunque al igual que la primera parte, creo que le sobra metraje y en los últimos quince-veinte minutos, dan muchas vueltas y comienzan un poco los bostezos. En esta ocasión, de nota le voy a dar un 5,5, porque no es cuestión de ponerse muy estupendos. Echadle un vistazo y ya me diréis. Lo dejo por aquí.

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