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viernes, 22 de marzo de 2024

Madame Web (Marvel, 2024)

 

       Un mes y medio después de su estreno en España, me he atrevido con “Madame Web”, la última película que ha sacado Marvel, basada en un personaje que nunca fue de mis favoritos, tengo que decirlo, ni en los cómics de los años ochenta que solía leer, ni en la serie animada de los noventa de “Spider-Man”.

       Quizás esa premisa inicial, me ha hecho acercarme a la película sin demasiadas expectativas, con el perfil bajo, y con el mismo perfil que la he visto, he cerrado sus casi dos horas de metraje… Con un: “Pues bueno, es lo que hay, a otra cosa”.


        En la narrativa tenemos en un principio a la típica científica, bióloga, antropóloga y embarazadísima estadounidense buscando en una selva perdida peruana a una rara araña, difícil de encontrar, a pesar de ser del tamaño de Cuenca y moverse a pocos metros del campamento base como Pedro por su casa. Los tipos van vestidos como si aquello fuera el videoclip, Mr Jones, de Aqua. Les falta el salacot en la cabeza y los leones por la selva peruana.

        La araña, según las tradiciones y leyendas del lugar, otorga extraños poderes a los seres humanos, y cuando nuestra experta da con ella, enseguida se lleva un tiro por parte de un ayudante de campo, Ezekiel, al cual recuerdo de los cómics de principios del presente siglo, de John Romita Jr, como un tipo que a pesar de ser enemigo de Spider-Man, le llega a ayudar en cierto momento a derrotar a un vampiro llamado Morlun, que es uno de los enemigos más peligrosos a lo que se enfrenta nuestro amistoso y amigable arácnido, Peter Parker.


        Aquí, sin embargo, el tipo huye con la araña y sus recién adquiridos poderes a Nueva York, donde ciertos sueños no le dejan dormir ni con tranquimazin. Y es que en dichos sueños, que suelen ser sobre las tres de la mañana, tres chicas… Tres versiones de Spider-Woman, le atacan y acaban con él. Después, incapaz de dormir, se queda viendo el TeleTienda.

       En cuanto a nuestra tiroteada científica, fallece, pero antes logra parir a nuestra Madame Web, que posteriormente vemos como conductora de ambulancias en Nueva York, concretamente en Queens, donde tiene cierta amistad con un compañero de trabajo llamado Ben Parker, Tío Ben para los amigos.


        Tras caer al río Hudson, donde la contaminación de las aguas putrefactas y tres minutos sin oxigeno en el cerebro, le despiertan ciertos poderes arácnidos heredados de su madre, resumidos básicamente en el poder de la Clarividencia, con la que logra adivinar el número de la Bono-Loto todos los días, o donde estaba el coche de la Ruleta de la Fortuna.

        Estando en el Metro, es capaz de ver como Ezekiel se carga a las tres jóvenes que un próximo futuro serán las tres Spider-Woman, aunque este último hecho, aun le es desconocido. Desde el momento en que tiene esa visión, intentará por todos los medios salvar a las chicas, que aun no tienen sus poderes, e ir esquivando a Ezekiel, que dicho sea de paso, ha pirateado con un sofisticado programa de MS-DOS todos los semáforos de la ciudad, volviendo locos a los repartidores de Glovo de Nueva York, y ha averiguado con dicho programa, que, en un universo paralelo, una de las chicas es Dora la Exploradora…


        En la mitad de toda esa vorágine, aun le da tiempo a nuestra protagonista a volver a Perú en busca de su pasado, encontrándose que allí todo el mundo habla inglés, y que aquello tiene de Perú lo que yo de polaco.

        Hasta llegar al enfrentamiento final, patrocinado por Pepsi, épico y lleno de explosiones sin mucho sentido la mitad de ellas, donde Madame Web descubre otro de sus poderes, el de poder salir de su cuerpo hasta tres veces a la vez, lo cual es muy útil a la hora de hacer la compra del mes e ir a varios establecimientos a la par, y que acabarán con este malvado y primigenio Hombre-Araña peruano, en un claro guiño xenófobo y racista… Y como tenemos activado el 50% menos de spoilers durante este año, hasta aquí os puedo contar en cuanto a la narrativa.


        En definitiva: Película que se me ha hecho bastante aburrida, con un argumento un tanto intrincado, aunque un desarrollo bastante básico dentro de lo que cabe: Se trata fundamentalmente de hablar todas a la vez, y tú si pillas el 10% ya eres nivel Stan Lee. Curiosamente, lo que más me ha gustado han sido los cinco últimos minutos finales, porque ponen poses y callan, pero poco más… Supongo que es una película para ver, olvidar y no tirar muchos cohetes. Personalmente, le doy un 4 de nota.

        ¿Hay escenas post-créditos como en el resto de las películas de Marvel? Pues no. No las hay. Y quizás sea mejor así, creedme. Echadle un vistazo y ya me diréis.

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