“Pequeños detalles”
(Netflix, 2021) es la típica película de cine policiaco, que hemos visto mil
veces, y que, de hecho, comienza pareciéndose mucho a la mítica “Seven”, pero
después se pierde y acaba en un final un tanto raro, en su huida hacia adelante
para no caer en lo que ya nos imaginamos, en lo que ya predecimos…
En la narrativa: Estamos en Los Ángeles, California, a
finales de 1990. Vemos, de entrada, como un tipo se dedica a perseguir a chicas
que escuchan al grupo B-52 a las tantas de la noche, para pasar inmediatamente
a conocer los casos de chicas brutalmente asesinadas en la zona, y
concretamente comenzamos con una que aparece en un piso, torturada, ya que era
vegana y aparece con carne en el estómago, y con las piernas depiladas, en un
charco de 80 litros de sangre y apoyada en una pared.
En
el caso hay dos policías. Uno es el personaje de Denzel Washington, llamado Joe
“Deke”, que es el viejuno obsesionado con la resolución de un caso antiguo no
resuelto, que se divorció, y que ve a los fantasmas de las víctimas rondándole
cuando está solo en un lugar en medio de la nada que llama casa. Va cuesta
abajo y sin frenos y ha acabado en un Condado olvidado de la mano de Dios,
hasta que se le presenta la oportunidad de volver a investigar algo que le
recuerda a los casos de su pasado, no resueltos.
El
otro es el personaje de Rami Malek, llamado Jim Baxter, que tiene un futuro
prometedor por delante, un detective prepotente, que se lo tiene muy subido, y
que pronto pedirá a “Deke”, que colabore con él en la resolución del caso del
asesino en serie que los tiene en jaque.
Pronto,
aparece un tipo sospechoso, que es el personaje de Jared Leto, Albert Sparma,
que está chiflado (nadie como Jared Leto para hacer de loco de atar), que
prácticamente se autoinculpa, trolea a los dos policías, y anda por ahí
poniendo caretos y haciendo movidas super sospechosas, típicas de los asesinos
en serie y que todos sabemos, como escuchar la radio de la policía, tener el
pelo largo y barba, tomar un bus urbano para desplazarse teniendo coche… Cosas
de esas, habituales en ellos.
Pronto,
se cansarán de él y de tanto troleo por el desierto de California, donde tienen
al pobre Jim Baxter cavando como un “descosio”, y este mismo, de un palazo, lo
manda al sueño de los justos. El bueno de Deke, que de obsesiones sabe un rato,
le ayuda a enterrarlo, hacer una coartada y cada uno para su casa.
En
el final, que no lo he llegado a entender muy bien, tenemos a Jim que se ha
quedado pajarito de la cabeza. A Deke quemando cosas del supuesto asesino,
dando a entender, que, quizás, no sea él, y a ti con cara de “Pues bueno, pues
vale”.
En
definitiva, es una película de dos horas, a la que le sobra media hora
perfectamente, y que se recrea mucho en tiempos muertos, silenciosos, escenas
de relleno, muy pictóricas y todo lo que quieras, pero que no te aportan mucho
a la narrativa. Poca acción, buenas actuaciones, sobre todo de Denzel
Washington y Jared Leto, y poco más. Un 5 de nota, pero sin tirar muchos
cohetes.
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