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sábado, 19 de enero de 2019

Comunión (Libro y película) Whitley Strieber


        Con “Comunión” de Whitley Strieber (editado en castellano por Reediciones Anómalas, 2018), me he tirado tres semanas largas. Desde hace más de treinta años, vengo leyendo referencias a/de este libro, clásico de las abducciones y del fenómeno ovni por antonomasia. Hace unos meses, viendo Cuarto Milenio, Javier Sierra hablaba de este caso en relación con el prólogo que había escrito para esta edición (de hecho), y me animé a comprarlo.

        Con la ilusión de un colegial con zapatos nuevos, me metí en su lectura de lleno. Las primeras sesenta páginas directamente me las bebí. Posteriormente, el libro empezó a decaer y a parecerme un tostonazo infumable, de dimensiones épicas.

        Se supone que es una pequeña autobiografía del propio autor, Strieber, que comienza hablando de una terrible experiencia paranormal. El 26 de diciembre de 1985, recibe, de noche, la visita de unos seres (supuestamente extraterrestres) que lo secuestran de su propia habitación de la casa de campo que tiene la familia en un punto de un bosque del Estado de Nueva York. La experiencia en sí, la narración, es acojonante (al principio, Ojo). Pero el libro va perdiendo credibilidad, en mi opinión, cuando Strieber, sometido a hipnosis, relata que ha sido abducido desde prácticamente niño, casi semanalmente pensaría el lector, porque uno ya se pierde en fechas, circunstancias y hechos en los que se mezclan furgonetas blancas, con hombres de negro, pequeños seres grises (que, a veces, llenan la casa entera con sus presencias) con otros parecidos a insectos, y la búsqueda histórica de los posibles hechos a través de las hadas, sílfides y enanos que pululan nuestra mitología y nuestros cuentos antiguos, medievales… Esto último si me pareció interesante, como anécdotas a recordar.

       Según vamos leyendo, salen a la luz los miedos que todos teníamos a mediados de los ochenta, yo incluido: El mundo se precipitaría en una hecatombe nuclear, con el planeta destrozado, aliens con varitas metálicas que advierten a otros abducidos del fin del mundo conocido sobre el año 2000, malas cosechas a partir del 93… Una histeria total, social y colectiva. La gente veía platillos o Grises casi a diario, cada media hora larga, desde finales de los Cincuenta hasta finales de los Ochenta.

       Todo me ha chirriado muchísimo. Muy cutre para ser creído. Me ha parecido una novela de Ficción, y tampoco desde esa óptica muy buena, ya que corta reflexiones, mete sesiones de hipnosis, hay cierto protagonismo desmedido en Whitley (incluso una alien le llega a confesar que “él es el elegido”, aunque no se lo crea) frente a su hijo y a su esposa… A mitad del libro, la narrativa es confusa y aburrida. Yo tengo el convencimiento de que me abducen casi todas las noches y pongo cinco cámaras en la habitación, y lleno de polvos de talco el suelo de toda la casa para pillar huellas. Él espera dócil ser abducido día si y día también.

       No contento con el fiasco, posteriormente me he tragado la película basada en el libro (del 89), donde, como podréis imaginar, no tiene nada que ver. En la película, Strieber discute continuamente, con su mujer (a la cual en su libro adora y a la que no le levanta la voz, ni contradice nunca), en la película dispara a su mujer y están a punto de divorciarse, igualmente discute con sus amigos, y hasta con vecinos en la noche de Halloween ¿?, los aliens bastante cutres, tienen apariencia de los kobolds de “Dentro del laberinto” (la película de Bowie) y los típicos Grises en su variante color miel. Aquí Strieber se siente “violado” (no tengo muy claro si le hacen una colonoscopia o lo ordeñan directamente, en el libro esto pasa un tanto por puntillas), y recurre a una psiquiatra que en las regresiones a las que le somete ve que los aliens tienen secuestrados a muchos niños (en el libro habla de soldados), se hace colega de los aliens (se saludan como una mil veces y hacen una fiesta cubana)… Me ha dado más miedo Christopher Walken, que los extraterrestres. La película es más “ida de pinza” que el libro (del cual solo me quedo con las anécdotas, finalmente, y con las referencias históricas). Lo interesante es que la banda sonora es de Eric Clapton.

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