“Crimen a contrarreloj”
(Netflix, 2019) es la típica película estadounidense de crímenes, realidades y
pasados paralelos y llamadas de teléfono desde otros planos temporales y
existenciales, a cobro revertido, que es como debe ser. En algunas zonas de Extremadura
no tenemos cobertura, ni 5G ni nada que se le parezca, pero en Estados Unidos
un teléfono lo mismo le sirve para llamar a casa a un extraterrestre, o
conectar con un pasado paralelo con total normalidad.
Estamos ante una película
que no te va a contar nada nuevo, que está en el género de viajes o
comunicaciones espacio-temporales, y en esta ocasión con un terminal del 2018,
que permite evitar un crimen, a medias, gracias a las llamadas que se hacen un
tío del futuro, y una sobrina fallecida desde el pasado, pero que no está
fallecida, aun…
Me explico: Al agente Jack le mataron, le
asesinaron cruel y brutalmente a toda la familia: Hermano, cuñada y sobrina
queridísima que quiere con locura. Pasados unos días, recibe una llamada
telefónica de una versión de su sobrina desde otra realidad espacio-temporal
paralela de un pasado situado unos días antes que él: Lo más normal del mundo,
y ya visto en otras películas por el estilo como en “Frequency” (2000) de
Dennis Quaid, pero cambiando un radiotransmisor del año de la castaña por un
móvil de 2018.
Llegados aquí, y han pasado veinte minutos, ya
sabes quien es el asesino. Fundamentalmente porque durante todo ese tiempo solo
salen dos actores en escena, y ya lo tienes claro, clarísimo.
El caso es que la sobrina telefónica del
pasado, le va dando pistas a su tío del futuro para ir resolviendo el caso
desde su plano astral, existencial y temporal, mientras ella va tomando
distintas decisiones para intentar cambiar la realidad que le espera que no es
otra que un escopetazo a quemarropa.
Resumiendo: La película tiene un metraje de
una hora y cuarenta minutos, y vamos a decir que está más o menos bien cuadrada
dentro de ese metraje. Al cabo de 50 minutos ya constatamos que una de las dos
realidades no va a acabar bien, y en realidad, en la versión “buena” tampoco es
que quede la cosa muy allá.
Es interesante, bien enfocada y estructurada,
con sus momentos álgidos y sus momentos pelmas, bien interpretada y que llega a
enganchar a pesar de alguna carencia y que sea algo que ya hemos visto millones
y millones de veces. Aún así, tiene la capacidad para hacerte empatizar con la
narrativa, sin tirar cohetes (ojo), y es de la que olvidas al cabo de un par de
días… Pero pasar un buen rato, no está mal. Le doy un 5,5.
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