“Las
Ruinas” (Netflix, 2008) es una película antigua que quince años después de su
estreno en cines, llega a Netflix España bajo la premisa de ser una película de
miedo, de terror para mayores de 18 años.
En la narrativa, unos jóvenes estadounidenses (y un alemán
que se les pega), se adentran en una selva mexicana en busca de un joven
desaparecido, que es el hermano precisamente del alemán que acaban de conocer.
Pronto se encuentran con unos tipos locales, armados con arcos, flechas y
pistolas, que se cargan al primero de ellos a la primera de cambio al pie de
una pirámide prehispánica. Los yanquis huyen pirámide arriba, y acaban rodeados
por los locales que no les dejan bajar de allí al menos que sea a cambio de un
tiro o un flechazo, o en el mejor de los casos, ambas opciones.
Una
vez arriba, descubren objetos de otros tipos que estuvieron allí antes que
ellos, y comienzan las muertes, algunas bastantes absurdas y típicas y tópicas
de películas de este género.
Pronto
se dan cuenta que la planta que habita la pirámide, posiblemente alienígena, y
que merecía un Oscar por la actuación que hace, está empeñada en matarlos y
comérselos, aunque tampoco tiene porque ser en ese orden. Es una planta
carnívora, que puede reproducir sonidos, con unas flores muy chulas, moverse a
la velocidad de un rayo, y si la dejas, te monta un karaoke por todo lo alto.
Por cierto: Yo juraría que esta planta la he visto en Extremadura, en las
riberas del Guadiana, junto a otras especies no autóctonas, como la tortuga de
Florida, el nenúfar mexicano, las cotorras argentinas y el cangrejo americano…
Y mientras, nuestros protagonistas van cayendo uno por uno,
van descubriendo sus habilidades médicas, como cirujanos de primer nivel, sin
anestesia y con mucha sangre fría, en el noble arte de la amputación y
extracción de cuerpos extraños en ajenos.
Resumiendo:
De su metraje de una hora y veinte y cinco minutos, podemos quitarle 10-15
minutos, y nos quedamos casi que mejor. Estamos ante una película que gustará
mucho a biólogos, filólogos, carniceros y arqueólogos, pero no tanto a
turoperadores turísticos mexicanos. Los efectos especiales son más bien malos,
y lo de ser para mayores de 18 años debe ser por algún pecho femenino que sale
por ahí, poco más. Deja un final abierto, demasiado abierto, y al parecer, hay
una segunda parte, pero paso de verla.
Le
doy un 4, y quizás sea mucha nota.
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