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domingo, 5 de abril de 2020

Bad boys for life (2020)



        “Dos policías rebeldes” (1995) tiene ya 25 años. Fue una película que triunfó como la espuma, porque Will Smith estaba arriba, en la cresta, y la trama era una especie de “Corrupción en Miami”, protagonizada por dos policías afroamericanos. Uno loco, y el otro más cabal, pero con grandes dosis de humor y escenas de acción atractivas, aparte de coches y chicas.

        La segunda parte (2003), pasó más o menos desapercibida, a pesar de la presencia de Jordi Mollà (que tuvo un tiempo, en que era el malo en toda película americana que se preciara). Y la tercera, “Bad Boys for life” (2020) viene a cerrar la franquicia, bajo el epíteto, curioso, pero ya visto en otras franquicias como en “Cars” o “Toy Story”, de “El ocaso de…”. Y es que, sin darnos apenas cuenta, nos hacemos viejos y vienen otras generaciones…

        En esta ocasión, el agente y cabal, Marcus Burnett (Martin Lawrence) es el primero que se da cuenta de que hay que colgar las botas. Es abuelo. No está en forma físicamente, y ve que es el principio del fin. Sin embargo, su compañero, el agente Mike Lowrey (Will Smith), no quiere admitir la evidencia de que la juventud les adelanta, y ya no son los de antes, y de que, son frágiles.

        En esto: Una vieja “amistad” del agente Lowrey, escapa de una prisión mexicana, y envía a Miami a su hijo, para vengarse de la muerte de su marido (un narcotraficante muerto años atrás). Todos los relacionados con el caso, caen como moscas, y Lowrey es uno de ellos, que deberá hacer frente al fin del dúo, por una parte, y a un asesino letal, más cercano de lo que él cree, por otra…

        Cuando ves películas de este tipo, ya sabes lo que te espera: Tiros, escenas de acción, persecuciones, cochazos y malos que salen por doquier disparando 800 balas por minuto. Es una cinta para verla, y no darle más vueltas. En esta ocasión, la narrativa va tomando tintes de culebrón venezolano, con inesperados giros que la hacen más inverosímil de lo que ya suele ser, y el final, barrunta continuación…

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